- Benedetta Carlini, la monja lesbiana.
Benedetta Carlini era una monja italiana del siglo XVI que empezó a tener visiones de la Virgen María. A causa de estas visiones, que eran de naturaleza religiosa y erótica, fue elegida abadesa del convento en 1619. Estuvo en el cargo solo hasta 1623, ya que comenzó a levantar sospechas debido a que afirmaba tener contacto directo con Cristo.
Después de investigar el caso, las autoridades de la Iglesia determinaron que había mentido acerca de sus visiones y estigmas. Además descubrieron evidencias de que Sor Benedetta había obligado a otra monja a mantener relaciones lésbicas con ella, por lo que fue condenada a cuarenta años de prisión y a ser alimentada únicamente a base de pan y agua. Solo podía salir de su celda para ser azotada u oír misa.
- El ángel de bronce del Castel Sant´Angelo.
En lo alto del Castel Sant´Angelo hay un ángel de bronce que esta esgrimiendo una espada. Su origen se remonta al año 590 bajo el Pontificado de Gregorio Magno, Papa famoso por haber instituido el Canto Gregoriano y por haber confirmado la "Autoridad Civil del Papa". En aquel momento se dio en Roma una fatídica circunstancia: la ciudad se vio asolada por una terrible epidemia de peste.
Un día, el Papa que presidía una procesión penitencial hasta lo que es hoy el enclave del Castel de Sant´Angelo, tuvo una visión de un ángel sobrevolando el lugar con la espada desenvainada. El Papa interpretó la visión como la respuesta de Dios a las súplicas y rápidamente declaró que la epidemia había terminado. Desde ese día ya no hubo más contagios por lo que el Papa mandó colocar en el lugar un ángel de bronce con la espada en su mano.
- Passetto di Borgo: el pasadizo oculto.
El Vaticano tiene un pasadizo secreto, el Passetto di Borgo, a través del cual los Papas podían huír en caso de que peligrasen sus vidas. Este pasadizo secreto tiene 800 metros de longitud y está erigido a 20 me- tros del suelo sobre un conjunto de arcos que lo sostienen. Fue cons- truido por el Papa Nicolás III en el siglo XIII y va desde el Vaticano hasta el famoso Castello de Sant´Angelo.
Durante la Edad Media, este estrecho pasadizo sirvió a los Papas para salvar sus vidas en varias ocasiones, ya que les permitía escapar del Vaticano y refugiarse rápidamente en el antiguo mausoleo del Empera- dor Adriano. El último Papa que utilizó este pasadizo fue Clemente VII, huyendo del ataque inminente de los ejércitos de El Rey Carlos I de España.
Durante la Edad Media, este estrecho pasadizo sirvió a los Papas para salvar sus vidas en varias ocasiones, ya que les permitía escapar del Vaticano y refugiarse rápidamente en el antiguo mausoleo del Empera- dor Adriano. El último Papa que utilizó este pasadizo fue Clemente VII, huyendo del ataque inminente de los ejércitos de El Rey Carlos I de España.
- Segundo Concilio de Lyon: los cardenales a pan y agua.
En el concilio anterior al Segundo Concilio de Lyon, la elección del Papa se había prolongado durante tres años, tiempo durante el cual la Iglesia Católica permaneció sin Sumo Pontífice.
Para evitar esto, durante este concilio se decidió que, una vez reunidos los cardenales para elegir al nuevo Papa, estos serían encerrados bajo llave y aislados del exterior. Si a los tres días no habían llegado a un acuerdo su ración de alimentos se reduciría sustancialmente. Al cabo de otros cinco días, sin que la elección se hubiese producido, los únicos víveres que se les suministrarían serían pan, agua y vino. Por si esto fuera poco, durante todo el tiempo que estuviesen reunidos los cardenales, sus ingresos irían destinados a la Iglesia.
- El documento que exculpa a los Templarios.
El descubrimiento de un importante documento dejó obsoleta la bibliografía de los Caballeros Templarios. El texto lo encontró en los Archivos del Vaticano, en el año 2002, la profesora italiana Bárbara Frale, una de las más reconocidas expertas sobre historia medieval. Se trata de un pergamino de más de un metro de longitud expedido en Chinon, diócesis de Tours, el 20 de agosto de 1308, donde se absuelve a los jefes de la Orden del Temple y donde se prueba su inocencia por parte del papa Clemente V, después de que hicieran acto de penitencia y solicitaran el perdón de la Iglesia tras la abjuración formal, obligatoria para todos aquellos sobre los que recayera la sospecha de herejía.
Según el texto, Jacques de Molay y el resto de maestres templarios eran reintegrados en la Comunión Católica y readmitidos para recibir los sacramentos. El Acto de Chinon, que no disuelve a los Templarios sino que los absuelve, era la base necesaria para la reforma de la Orden que luego querían fundir en una única institución junto con los Hospitalarios. La Santa Sede sucumbió a las presiones del monarca francés Felipe IV, que había amenazado con un cisma y con deslegitimar a Clemente V. El pusilánime Papa optó por ocultar el texto y permitió que el último gran maestre del Temple, junto con Geoffroy de Charney, fueran quemados el 18 de marzo de 1314 frente a la catedral de Notre Dame bajo la acusación de una falsa herejía.
Según el texto, Jacques de Molay y el resto de maestres templarios eran reintegrados en la Comunión Católica y readmitidos para recibir los sacramentos. El Acto de Chinon, que no disuelve a los Templarios sino que los absuelve, era la base necesaria para la reforma de la Orden que luego querían fundir en una única institución junto con los Hospitalarios. La Santa Sede sucumbió a las presiones del monarca francés Felipe IV, que había amenazado con un cisma y con deslegitimar a Clemente V. El pusilánime Papa optó por ocultar el texto y permitió que el último gran maestre del Temple, junto con Geoffroy de Charney, fueran quemados el 18 de marzo de 1314 frente a la catedral de Notre Dame bajo la acusación de una falsa herejía.
- El nogal maldito.
En la Piazza di Popolo de Roma crecía un nogal en el lugar donde Nerón se suicidó y fue enterrado. Los habitantes del lugar afirmaban que allí ocurrían sucesos extraños atribuidos a diablos malignos. El Papa Pascual II presenció una aparición de la Virgen María instándole a desenterrar los restos de Nerón, quemarlos y arrojarlos al Río Tíber y a talar el nogal que allí crecía.
Pascual II siguió las instrucciones de la Virgen al pie de la letra, hasta el punto de que fue él quien propinó el primer hachazo al famoso nogal. Más tarde, en 1472, el papa Sixto IV mandó construir en ese lugar la Iglesia de Santa María del Popolo y, sobre el altar de esta, se puede apreciar una figura de Pascual II talando el famoso árbol.
Pascual II siguió las instrucciones de la Virgen al pie de la letra, hasta el punto de que fue él quien propinó el primer hachazo al famoso nogal. Más tarde, en 1472, el papa Sixto IV mandó construir en ese lugar la Iglesia de Santa María del Popolo y, sobre el altar de esta, se puede apreciar una figura de Pascual II talando el famoso árbol.
- Silvestre II, el Papa Mago, y el fin del mundo.
En las proximidades del año 1000 era grande la espera del fin del mundo. "Mil y no más de mil" se decía en toda Europa. El día del Juicio Universal llegaría al acabar el milenio. Guerras y epidemias vaticinaban la extinción de la Humanidad, además de las particulares señales del cielo, como una lluvia de sangre en Aquitania o una granizada de piedras en el Castillo de Joigny.
Según las opiniones circulantes, el fin del mundo habría iniciado en Roma, por eso el último día del año 999 la antigua Basílica de San Pedro se llenó de fieles llorando. Habían hecho penitencia durante meses y tenían la cabeza cubierta de cenizas. Silvestre II celebró la misa nocturna delante de todos los fieles arrodillados que esperaban con temor la llegada de la hora fatal, la medianoche. Un silencio de ultratumba llenaba la antigua basílica y solo cuando la misa finalizó y se escuchó el sonido de las campanas, la pesadilla se desvaneció. El mundo no había terminado, la tierra no se había abierto bajo sus pies ni había llovido fuego. El Pontífice, que en realidad no había dado crédito a la superstición popular, habría pasado a la historia como el Papa del año 1000, reinado todavía hasta el 1003. Debido a este contexto histórico y a las circunstancias vividas recibió el apodo de "El Mago".
Según las opiniones circulantes, el fin del mundo habría iniciado en Roma, por eso el último día del año 999 la antigua Basílica de San Pedro se llenó de fieles llorando. Habían hecho penitencia durante meses y tenían la cabeza cubierta de cenizas. Silvestre II celebró la misa nocturna delante de todos los fieles arrodillados que esperaban con temor la llegada de la hora fatal, la medianoche. Un silencio de ultratumba llenaba la antigua basílica y solo cuando la misa finalizó y se escuchó el sonido de las campanas, la pesadilla se desvaneció. El mundo no había terminado, la tierra no se había abierto bajo sus pies ni había llovido fuego. El Pontífice, que en realidad no había dado crédito a la superstición popular, habría pasado a la historia como el Papa del año 1000, reinado todavía hasta el 1003. Debido a este contexto histórico y a las circunstancias vividas recibió el apodo de "El Mago".
- Ejecuciones sumarias.
En el año 1348, siendo Papa Clemente VI, el gran protector de los hebreos, vivía en Venecia un rico prócer, el cual se encontraba muy enfermo. Justo al borde de la muerte hizo la promesa de regalar al Vaticano, si se reponía de sus males, una valiosísima perla de su abundante colección.
El ilustre veneciano se restableció y cumplió su promesa, pero a raíz de este donativo, se pudo descubrir que aquella hermosa piedra había sido robada de un famoso relicario del que se creía en aquellos tiempos que contenía los cráneos de San Pedro y San Pablo. Posteriores investigaciones dieron de lleno con el tenebroso y misterioso robo y a la ulterior detención de los ladrones, que aún tenían en su poder las otras perlas del relicario. Fueron conducidos a la Iglesia de Santa María de Araceli y después de ser expuestos en público en unas jaulas de hierro fueron arrastrados por un tiro de caballos por las calles de Roma. Finalmente, en el Laterano, se les cortó la mano derecha y fueron quemados en la hoguera.
En cuanto al improvisado "perista" y revendedor de las joyas robadas, fue sentado en un burro y llevado también hasta el Laterano, donde fue sometido a un bárbaro suplicio con hierros al rojo vivo y después ahorcado.
El ilustre veneciano se restableció y cumplió su promesa, pero a raíz de este donativo, se pudo descubrir que aquella hermosa piedra había sido robada de un famoso relicario del que se creía en aquellos tiempos que contenía los cráneos de San Pedro y San Pablo. Posteriores investigaciones dieron de lleno con el tenebroso y misterioso robo y a la ulterior detención de los ladrones, que aún tenían en su poder las otras perlas del relicario. Fueron conducidos a la Iglesia de Santa María de Araceli y después de ser expuestos en público en unas jaulas de hierro fueron arrastrados por un tiro de caballos por las calles de Roma. Finalmente, en el Laterano, se les cortó la mano derecha y fueron quemados en la hoguera.
En cuanto al improvisado "perista" y revendedor de las joyas robadas, fue sentado en un burro y llevado también hasta el Laterano, donde fue sometido a un bárbaro suplicio con hierros al rojo vivo y después ahorcado.
- El origen del color púrpura de los cardenales.
Algo que llama la atención es ver a algún cardenal de la Iglesia Católica ataviado con vestimentas rojas saturadas, algo intermedio entre el escarlata y el carmesí. Los cardenales vienen vistiendo de rojo desde 1465 y se interpreta el simbolismo de este color, diciendo que expresa la disposición a derramar su sangre por la Fe.
Concretamente, portan sotana roja y, en las ocasiones especiales, capa roja de seda y una larga cola que llevan recogida sobre el brazo. Esta circunstancia, además de su hermético simbolismo, se debe a que Pablo II, que era muy aficionado a la magnificencia y a la pompa, dispuso que sus cardenales vistiesen así; incluso él mismo prefería también ese color. En 1566, el Papa Pío V creó la costumbre de que los Pontífices vistiesen de blanco.
Concretamente, portan sotana roja y, en las ocasiones especiales, capa roja de seda y una larga cola que llevan recogida sobre el brazo. Esta circunstancia, además de su hermético simbolismo, se debe a que Pablo II, que era muy aficionado a la magnificencia y a la pompa, dispuso que sus cardenales vistiesen así; incluso él mismo prefería también ese color. En 1566, el Papa Pío V creó la costumbre de que los Pontífices vistiesen de blanco.
- El símbolo de las abejas.
Existe un extraño y desconocido simbolismo en el Altar Papal de la Basílica del Vaticano, incorporado por el genial artista Bernini, cuando recibió el curioso encargo del Papa Urbano VIII de construir dicho altar, hacia el segundo cuarto del siglo XVII. Este encargo, el Papa lo realizó al cumplir una promesa a raíz del estado de salud de una de sus sobrinas favoritas. La mujer estaba pasando un embarazo complicado y se temía por su vida y por la del bebé. Al parecer, nació una criatura sana y la madre salvó también la vida.
Al cumplir el encargo papal, Bernini en un arranque de inspiración, utilizó como símbolo el escudo de su familia: un campo con tres abejas. En la observación del altar, en el primer blasón aparece la cabeza de la mujer sobre el campo de abejas, señalando las abejas el vientre de la mujer. En la base de la primera columna se puede ver la cabeza de una joven sana con un cuerpo normal. En el siguiente escudo se puede apreciar la gravidez y el padecimiento de la mujer, cuyo rostro muestra el dolor y su cuerpo enormemente hinchado. En el último blasón ha desaparecido la cabeza de la madre y ha sido reemplazada por el rostro sonriente del bebé.
Al cumplir el encargo papal, Bernini en un arranque de inspiración, utilizó como símbolo el escudo de su familia: un campo con tres abejas. En la observación del altar, en el primer blasón aparece la cabeza de la mujer sobre el campo de abejas, señalando las abejas el vientre de la mujer. En la base de la primera columna se puede ver la cabeza de una joven sana con un cuerpo normal. En el siguiente escudo se puede apreciar la gravidez y el padecimiento de la mujer, cuyo rostro muestra el dolor y su cuerpo enormemente hinchado. En el último blasón ha desaparecido la cabeza de la madre y ha sido reemplazada por el rostro sonriente del bebé.
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