1. Clara Campoamor (España)
Clara Campoamor, política española defensora de los derechos de la mujer. Nacida el 12 de febrero de 1888, Campoamor trabajó de telefonista, funcionaria de Correos, secretaria del director en el periódico 'La Tribuna' y se sacó la carrera de Derecho en tan sólo dos años. A los 36 años se convirtió en una de las primeras abogadas españolas y empezó a defender la igualdad de las mujeres, ideas que la acercaron al PSOE.
Sin embargo, pese a que simpatizaba con las ideas socialistas, Campoamor nunca entró en el partido por no aceptar la connivencia con la dictadura de Primo de Rivera. En 1931, al proclamarse la Segunda República, fue elegida diputada por el partido Radical, republicano, laico y democrático.
Fue una de los 21 diputados de la Comisión Constitucional y desde allí luchó con coraje a favor de la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el voto femenino.
Campoamor tuvo que luchar incluso contra la propia izquierda para defender sus ideas. Los socialistas creían en ella, pero consideraban que no era el momento de defender esos objetivos. Con su discurso en el Parlamento, la diputada logró convencer a un número suficiente de diputados para que las mujeres pudieran votar, lo que se consiguió antes de la mayoría de los países europeos.
Si Clara hubiera conseguido el voto para los hombres hoy tendría un monumento en la capital. Sin embargo, murió olvidada en Lausana el 30 de abril de 1972".
Sin embargo, pese a que simpatizaba con las ideas socialistas, Campoamor nunca entró en el partido por no aceptar la connivencia con la dictadura de Primo de Rivera. En 1931, al proclamarse la Segunda República, fue elegida diputada por el partido Radical, republicano, laico y democrático.
Fue una de los 21 diputados de la Comisión Constitucional y desde allí luchó con coraje a favor de la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el voto femenino.
Campoamor tuvo que luchar incluso contra la propia izquierda para defender sus ideas. Los socialistas creían en ella, pero consideraban que no era el momento de defender esos objetivos. Con su discurso en el Parlamento, la diputada logró convencer a un número suficiente de diputados para que las mujeres pudieran votar, lo que se consiguió antes de la mayoría de los países europeos.
Si Clara hubiera conseguido el voto para los hombres hoy tendría un monumento en la capital. Sin embargo, murió olvidada en Lausana el 30 de abril de 1972".
2. Eva Duarte de Perón (Argentina)
En Argentina, pocas mujeres suscitaron más controversia que Eva Duarte de Perón (1919-1952), la segunda esposa del ex presidente Juan Domingo Perón, fundador del peronismo, la principal fuerza política del país.
Sin embargo no hay muchos que cuestionen el papel que jugó la ex primera dama de Argentina (1946-1952) para que las mujeres obtuvieran el derecho a votar, en 1947.
Desde el comienzo de la gestión de su marido, Evita –como era conocida popularmente- se expresó públicamente a favor de la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer.
Duarte de Perón fue una de las principales impulsoras del proyecto de ley que presentó el peronismo a poco de asumir para permitir el sufragio femenino, tarea que le valió muchas críticas.
Tras promulgar la ley el 23 de septiembre de 1947, el presidente Perón le entregó el documento a su esposa, quien celebró el acontecimiento con un histórico discurso transmitido por cadena nacional.
En 1949, Evita fundó el Partido Peronista Femenino para aumentar la influencia de las mujeres en la política. El movimiento, de fuerte base sindical, fue la primera fuerza política femenina masiva del país.
A través de la reforma constitucional de 1949 también propuso la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida, aunque esos derechos quedarían derogados tras el golpe militar de 1955 y recién se restablecerían en 1985.
En 1951, la imagen de Duarte de Perón votando por primera vez desde su lecho de muerte simbolizaría para la eternidad el papel que jugó la exprimera dama en la obtención del voto femenino.
Más allá del rol indispensable que jugó Evita, muchos creen que la mujer que más hizo en la historia de Argentina para promover los derechos femeninos fue Alicia Moreau de Justo (1885-1986), una médica, política y militante de los derechos humanos que fundó la Unión Feminista Nacional en 1918.
Tras la muerte en 1928 de su esposo, el fundador del Partido Socialista, Juan B. Justo –el único partido que proclamaba la igualdad política y laboral de las mujeres- Moreau de Justo continuó haciendo campaña por el sufragio femenino, elaborando un proyecto de ley en 1932 que obtuvo la aprobación de la Cámara de Diputados pero fue rechazado por el Senado.
Sin embargo no hay muchos que cuestionen el papel que jugó la ex primera dama de Argentina (1946-1952) para que las mujeres obtuvieran el derecho a votar, en 1947.
Desde el comienzo de la gestión de su marido, Evita –como era conocida popularmente- se expresó públicamente a favor de la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer.
Duarte de Perón fue una de las principales impulsoras del proyecto de ley que presentó el peronismo a poco de asumir para permitir el sufragio femenino, tarea que le valió muchas críticas.
Tras promulgar la ley el 23 de septiembre de 1947, el presidente Perón le entregó el documento a su esposa, quien celebró el acontecimiento con un histórico discurso transmitido por cadena nacional.
En 1949, Evita fundó el Partido Peronista Femenino para aumentar la influencia de las mujeres en la política. El movimiento, de fuerte base sindical, fue la primera fuerza política femenina masiva del país.
A través de la reforma constitucional de 1949 también propuso la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida, aunque esos derechos quedarían derogados tras el golpe militar de 1955 y recién se restablecerían en 1985.
En 1951, la imagen de Duarte de Perón votando por primera vez desde su lecho de muerte simbolizaría para la eternidad el papel que jugó la exprimera dama en la obtención del voto femenino.
Más allá del rol indispensable que jugó Evita, muchos creen que la mujer que más hizo en la historia de Argentina para promover los derechos femeninos fue Alicia Moreau de Justo (1885-1986), una médica, política y militante de los derechos humanos que fundó la Unión Feminista Nacional en 1918.
Tras la muerte en 1928 de su esposo, el fundador del Partido Socialista, Juan B. Justo –el único partido que proclamaba la igualdad política y laboral de las mujeres- Moreau de Justo continuó haciendo campaña por el sufragio femenino, elaborando un proyecto de ley en 1932 que obtuvo la aprobación de la Cámara de Diputados pero fue rechazado por el Senado.
3. Emmeline Pankhurst. (Gran Bretaña)
Es sorprendente que las mujeres británicas hayan luchado por más de 80 años para ganar ese derecho. Esto no ocurría en todos lados. Las mujeres de Nueva Zelanda obtuvieron pacíficamente el voto en 1893
En medio de estas situaciones destaca la figura de la lideresa Emmeline Pankhurst. La sufragista nació el 14 de julio de 1858 en Manchester, Inglaterra. Su padre fue un industrial con simpatías radicales. Cuando era niña leía La Cabaña del Tío Tom (de Harriet Becher Stowe) y otros textos abolicionistas.
En 1879 se casó con Richard Mardsen Pankhurst, abogado que redactó las Actas de Propiedad de las Mujeres Casadas, en 1870 y 1882, Estas leyes permitieron a las mujeres inglesas tener propiedades y heredar directamente de sus esposos; antes la propiedad heredada pasaba directamente al varón más cercano, y dejaba a las mujeres del finado desprotegidas y sin derechos.
En 1905, el movimiento sufragista atrae atención internacional cuando Christabel Pankhurst y Anne Kenney son encarceladas. Se les expulsó de una reunión del Partido Liberal cuando demandaron una posición del instituto político sobre el voto a la mujer. En la calle son acusadas de provocar a la policía y se niegan a pagar la multa.
En 1906 se les apoda malévolamente como "sufragistas" por el diario The Daily Mail; pero adoptan el mote con orgullo. En 1910, Emmeline encabeza una protesta en el Parlamento inglés junto con otras compañeras; la reunión degenera en violencia y más de cien mujeres son detenidas. Al hecho se le llama "el Viernes Negro", En 1912, la organización femenina se vuelve militante. Emmeline es arrestada doce veces en un año acusada, entre otras cosas, de condonar la violencia expresada en cristales de aparador apedreados y huelgas de hambre. Pero en 1914, el movimiento sufragista frena las actividades políticas y se une al esfuerzo general por ganar la Primera Guerra Mundial. Durante la guerra, Emmeline viaja por el mundo para movilizar a las mujeres, en especial en Estados Unidos, Canadá y Rusia.
Al finalizar la guerra en 1918, el parlamento inglés concede el voto a las mujeres mayores de 30 años, con lo que se alcanzan las metas inmediatas del movimiento sufragista femenino. Emmeline Pankhurst muere el 14 de junio de 1928, pocas semanas después de que el Parlamento inglés estableciera la igualdad en el voto para mujeres y hombres.
En medio de estas situaciones destaca la figura de la lideresa Emmeline Pankhurst. La sufragista nació el 14 de julio de 1858 en Manchester, Inglaterra. Su padre fue un industrial con simpatías radicales. Cuando era niña leía La Cabaña del Tío Tom (de Harriet Becher Stowe) y otros textos abolicionistas.
En 1879 se casó con Richard Mardsen Pankhurst, abogado que redactó las Actas de Propiedad de las Mujeres Casadas, en 1870 y 1882, Estas leyes permitieron a las mujeres inglesas tener propiedades y heredar directamente de sus esposos; antes la propiedad heredada pasaba directamente al varón más cercano, y dejaba a las mujeres del finado desprotegidas y sin derechos.
En 1905, el movimiento sufragista atrae atención internacional cuando Christabel Pankhurst y Anne Kenney son encarceladas. Se les expulsó de una reunión del Partido Liberal cuando demandaron una posición del instituto político sobre el voto a la mujer. En la calle son acusadas de provocar a la policía y se niegan a pagar la multa.
En 1906 se les apoda malévolamente como "sufragistas" por el diario The Daily Mail; pero adoptan el mote con orgullo. En 1910, Emmeline encabeza una protesta en el Parlamento inglés junto con otras compañeras; la reunión degenera en violencia y más de cien mujeres son detenidas. Al hecho se le llama "el Viernes Negro", En 1912, la organización femenina se vuelve militante. Emmeline es arrestada doce veces en un año acusada, entre otras cosas, de condonar la violencia expresada en cristales de aparador apedreados y huelgas de hambre. Pero en 1914, el movimiento sufragista frena las actividades políticas y se une al esfuerzo general por ganar la Primera Guerra Mundial. Durante la guerra, Emmeline viaja por el mundo para movilizar a las mujeres, en especial en Estados Unidos, Canadá y Rusia.
Al finalizar la guerra en 1918, el parlamento inglés concede el voto a las mujeres mayores de 30 años, con lo que se alcanzan las metas inmediatas del movimiento sufragista femenino. Emmeline Pankhurst muere el 14 de junio de 1928, pocas semanas después de que el Parlamento inglés estableciera la igualdad en el voto para mujeres y hombres.
4. Elena Caffarena (Chile)
Es la responsable del voto femenino en Chile. Fue una abogada y política, nacida en Iquique en 1903, que durante su vida luchó por la emancipación de la mujer, creando de esta forma el Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres de Chile en 1935. Sin embargo fue hasta 1949 cuando se reflejó su mayor influencia en la historia, después de que se promulgara la ley que permitió el sufragio femenino en elecciones presidenciales.
5. Matilde Hidalgo (Ecuador)
Tres años antes de que las mujeres pudieran participar por primera vez en un plebiscito en Uruguay una ecuatoriana logró convertirse en la primera mujer en América Latina que pudo sufragar en una elección nacional.
Su nombre era Matilde Hidalgo de Procel (1889-1974), fue la primera mujer en graduarse de una escuela secundaria en Ecuador, la primera médica de su país y también la primera en ocupar cargos de elección popular.
Hidalgo, la menor de seis hermanos, fue criada por su madre en la ciudad sureña de Loja, después de la muerte de su padre, un comerciante. En 1921 se doctoró de la Universidad Central, en Quito, tras haberse graduado como médica en la Universidad de Azuay, en Cuenca, con las más altas calificaciones.
Dos años más tarde contrajo matrimonio con el prestigioso abogado ecuatoriano Fernando Procel, con quien tuvo dos hijos.
En 1924 cuando se abrieron los registros de empadronamiento para las elecciones legislativas pidió ser registrada para votar. Ante la negativa de los funcionarios citó la Constitución nacional: "Para poder ejercer el derecho al voto el único requisito es ser mayor de 21 años y saber leer y escribir".
Su solicitud fue elevada al Consejo de Estado que finalmente decidió otorgarle el derecho a votar.
El sufragio femenino se lograría finalmente en 1929 (aunque solo para las mujeres que pudieran demostrar tener facultades para hacerlo, el voto sin restricciones llegaría en 1967), convirtiendo a Ecuador, junto con Puerto Rico, en los primeros países latinoamericanos en darle participación a las mujeres en comicios nacionales.
En 1941, Hidalgo fue la primera mujer en postularse a un cargo de elección popular en Ecuador y la primera elegida administradora pública.
Su nombre era Matilde Hidalgo de Procel (1889-1974), fue la primera mujer en graduarse de una escuela secundaria en Ecuador, la primera médica de su país y también la primera en ocupar cargos de elección popular.
Hidalgo, la menor de seis hermanos, fue criada por su madre en la ciudad sureña de Loja, después de la muerte de su padre, un comerciante. En 1921 se doctoró de la Universidad Central, en Quito, tras haberse graduado como médica en la Universidad de Azuay, en Cuenca, con las más altas calificaciones.
Dos años más tarde contrajo matrimonio con el prestigioso abogado ecuatoriano Fernando Procel, con quien tuvo dos hijos.
En 1924 cuando se abrieron los registros de empadronamiento para las elecciones legislativas pidió ser registrada para votar. Ante la negativa de los funcionarios citó la Constitución nacional: "Para poder ejercer el derecho al voto el único requisito es ser mayor de 21 años y saber leer y escribir".
Su solicitud fue elevada al Consejo de Estado que finalmente decidió otorgarle el derecho a votar.
El sufragio femenino se lograría finalmente en 1929 (aunque solo para las mujeres que pudieran demostrar tener facultades para hacerlo, el voto sin restricciones llegaría en 1967), convirtiendo a Ecuador, junto con Puerto Rico, en los primeros países latinoamericanos en darle participación a las mujeres en comicios nacionales.
En 1941, Hidalgo fue la primera mujer en postularse a un cargo de elección popular en Ecuador y la primera elegida administradora pública.
A lo largo de su vida recibió muchas distinciones por su constante lucha por los derechos de la mujer: fue condecorada con la medalla al Mérito en 1956 y a la Salud Pública en 1971. Su ciudad natal la recuerda a través del Museo Matilde Hidalgo de Procel.
6. Elvia Carrillo Puerto (México)
Conocida como "La Monja Roja" por sus ideas socialistas, Elvia Carrillo Puerto (1878-1967) fue la principal impulsora del feminismo en México.
A diferencia de sus pares en el resto de América Latina, que lucharon por el voto a través de asociaciones civiles, Carrillo Puerto se involucró directamente en política para obtener este objetivo.
Oriunda de la península del Yucatán, tuvo doce hermanos. A los 13 años contrajo matrimonio con un hombre mayor con el que tuvo a su único hijo. Viuda a los 23, volvió a contraer nupcias años después, aunque en 1923 solicitó el divorcio, que era legal en Yucatán.
Trabajó como maestra rural y en 1912 fundó la primera organización femenina de campesinos de México. A lo largo de esa década siguió organizando grupos feministas, promoviendo campañas de alfabetización, de higiene femenina y de control de la natalidad. Escribía sus discursos en español y en maya.
Justo con su hermano Felipe Carrillo Puerto inició uno de los movimientos sociales más importantes de la época con la creación del Partido Socialista Obrero de Yucatán.
Tras la elección de su hermano como gobernador del Estado en 1922, Yucatán permitió a las mujeres votar y participar en política. Fue así como Carrillo Puerto hizo historia junto con Beatriz Peniche de Ponce y Raquel Dzib Cicero, convirtiéndose en las primeras mujeres mexicanas en asumir un cargo de representación popular, al ser electas diputadas del Congreso de Yucatán.
Sin embargo, faltaría mucho para que las mujeres tuvieran derecho a votar en el resto del país.
En 1924, tras el asesinato de su hermano, Carrillo Puerto fue obligada a dejar su cargo y mudarse a Ciudad de México, donde continuó con su campaña por la educación de las mujeres y el sufragio femenino.
A pesar de que logró reunir miles de firmas a favor del voto femenino, recién en 1947 se les daría el derecho a las mujeres a participar en elecciones municipales.
El derecho pleno a participar en comicios nacionales llegaría en 1953, convirtiendo a México en uno de los últimos países de América Latina en aprobar el sufragio femenino, junto con Colombia (1954), Honduras, Nicaragua y Perú (1955), y Paraguay (1961).
El 15 de octubre de 2013 el Senado de México anunció la creación del premio Elvia Carrillo Puerto para conmemorar cada año el Día Internacional de la Mujer.
A diferencia de sus pares en el resto de América Latina, que lucharon por el voto a través de asociaciones civiles, Carrillo Puerto se involucró directamente en política para obtener este objetivo.
Oriunda de la península del Yucatán, tuvo doce hermanos. A los 13 años contrajo matrimonio con un hombre mayor con el que tuvo a su único hijo. Viuda a los 23, volvió a contraer nupcias años después, aunque en 1923 solicitó el divorcio, que era legal en Yucatán.
Trabajó como maestra rural y en 1912 fundó la primera organización femenina de campesinos de México. A lo largo de esa década siguió organizando grupos feministas, promoviendo campañas de alfabetización, de higiene femenina y de control de la natalidad. Escribía sus discursos en español y en maya.
Justo con su hermano Felipe Carrillo Puerto inició uno de los movimientos sociales más importantes de la época con la creación del Partido Socialista Obrero de Yucatán.
Tras la elección de su hermano como gobernador del Estado en 1922, Yucatán permitió a las mujeres votar y participar en política. Fue así como Carrillo Puerto hizo historia junto con Beatriz Peniche de Ponce y Raquel Dzib Cicero, convirtiéndose en las primeras mujeres mexicanas en asumir un cargo de representación popular, al ser electas diputadas del Congreso de Yucatán.
Sin embargo, faltaría mucho para que las mujeres tuvieran derecho a votar en el resto del país.
En 1924, tras el asesinato de su hermano, Carrillo Puerto fue obligada a dejar su cargo y mudarse a Ciudad de México, donde continuó con su campaña por la educación de las mujeres y el sufragio femenino.
A pesar de que logró reunir miles de firmas a favor del voto femenino, recién en 1947 se les daría el derecho a las mujeres a participar en elecciones municipales.
El derecho pleno a participar en comicios nacionales llegaría en 1953, convirtiendo a México en uno de los últimos países de América Latina en aprobar el sufragio femenino, junto con Colombia (1954), Honduras, Nicaragua y Perú (1955), y Paraguay (1961).
El 15 de octubre de 2013 el Senado de México anunció la creación del premio Elvia Carrillo Puerto para conmemorar cada año el Día Internacional de la Mujer.
7. Kate Sheppard. ( Nueva Zelanda)
(10 de marzo de 1847 – 13 de julio de 1934) fue la integrante más destacada del movimiento por el sufragio femenino en Nueva Zelanda y por ello, la sufragista más famosa de ese país. Dado que Nueva Zelanda fue el primer país en aprobar el sufragio femenino en condiciones igualitarias al de los varones, el trabajo de Sheppard para lograr este fin tuvo un impacto considerable sobre los movimientos por el sufragio femenino en otros países.
8. María Jesús Alvarado (Perú)
Las primeras luchas por el voto femenino en el Perú surgen en 1910 con María Jesús Alvarado y el grupo Evolución femenina, pero no fue sino hasta 1955, cuando se les otorga el derecho al sufragio. Su desinterés por figurar dio pie a que muchas iniciativas de ella y logros concretos permanezcan en el anonimato e incluso sin reconocimiento.
La historia peruana demuestra la marginación de la mujer en los sufragios para determinar los destinos del país. Una larga lucha de personajes como María Jesús Alvarado, Adela Montesinos, Magda Portal (que motivó su alejamiento del Partido Aprista), Zoila Aurora Cáceres y Elvira García García; se vio compensada recién el 7 de septiembre de 1955 cuando se le otorgó el derecho a sufragar a las mujeres peruanas.
La historia peruana demuestra la marginación de la mujer en los sufragios para determinar los destinos del país. Una larga lucha de personajes como María Jesús Alvarado, Adela Montesinos, Magda Portal (que motivó su alejamiento del Partido Aprista), Zoila Aurora Cáceres y Elvira García García; se vio compensada recién el 7 de septiembre de 1955 cuando se le otorgó el derecho a sufragar a las mujeres peruanas.
9. Paulina Luisi (Uruguay)
El primer país de América Latina en aprobar el sufragio femenino fue Uruguay. Allí, las mujeres pudieron votar por primera vez el 3 de julio de 1927, en un plebiscito local organizado por la comunidad de Cerro Chato, en el centro del país.
Sin embargo, pasarían varios años más antes de que las mujeres participaran en una elección nacional, el 27 de marzo de 1938.
Esos hitos se lograron gracias a la labor de mujeres como Paulina Luisi (1875-1949), una médica, docente y activista feminista, hija de inmigrantes polacos que llegaron al Río de la Plata en 1872.
En 1899 Luisi fue la primera mujer en Uruguay en obtener el título de bachiller y en 1908 se convertiría en la primera en graduarse de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, donde se graduó de ginecóloga.
Una persona muy respetada, representó a Uruguay en diversas conferencias internacionales sobre la mujer y fue la primera delegada gubernamental femenina de América Latina en la Sociedad de las Naciones (League of Nations), la precursora de la ONU.
En 1922 fue nombrada vicepresidenta honoraria de la Conferencia Panamericana de la Mujer.
Luisi también fundó y editó la revista "Acción Femenina" y enseñó sobre salud y sexualidad. Luchó para prevenir la prostitución y las enfermedades venéreas, campañas por las que fue criticada por algunos, que la consideraban una anarquista y revolucionaria.
Sin embargo, pasarían varios años más antes de que las mujeres participaran en una elección nacional, el 27 de marzo de 1938.
Esos hitos se lograron gracias a la labor de mujeres como Paulina Luisi (1875-1949), una médica, docente y activista feminista, hija de inmigrantes polacos que llegaron al Río de la Plata en 1872.
En 1899 Luisi fue la primera mujer en Uruguay en obtener el título de bachiller y en 1908 se convertiría en la primera en graduarse de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, donde se graduó de ginecóloga.
Una persona muy respetada, representó a Uruguay en diversas conferencias internacionales sobre la mujer y fue la primera delegada gubernamental femenina de América Latina en la Sociedad de las Naciones (League of Nations), la precursora de la ONU.
En 1922 fue nombrada vicepresidenta honoraria de la Conferencia Panamericana de la Mujer.
Luisi también fundó y editó la revista "Acción Femenina" y enseñó sobre salud y sexualidad. Luchó para prevenir la prostitución y las enfermedades venéreas, campañas por las que fue criticada por algunos, que la consideraban una anarquista y revolucionaria.
Además, se involucró en política, siendo una de las fundadoras del Partido Socialista de Uruguay, y creó los primeros dos sindicatos femeninos de ese país: la Unión de Telefonistas y de Costureras.
10. Bertha Lutz (Brasil)
Esta científica y política brasileña era hija del famoso médico de origen suizo Adolfo Lutz, pionero en Medicina Tropical, y su madre era una enfermera inglesa.
De joven viajó a Europa donde conoció los movimientos de las primeras sufragistas británicas, lideradas por Emmeline Pankhurst.
Se formó como zoóloga en la Universidad de la Sorbona, en París, y a su regreso a Brasil, en 1919, logró un hito: ser contratada por el Museo Nacional de Río de Janeiro, a pesar de que en ese momento el acceso a cargos públicos estaba prohibido a las mujeres.
En 1922 fundó la Federación Brasileña para el Progreso Femenino y en 1929 la Universidad de la Mujer. También estudió abogacía, y escribió un proyecto de ley para que las mujeres pudieran votar.
Su activismo jugó un papel clave para que en 1932 el presidente Getúlio Vargas autorizara por decreto el derecho de sufragio femenino, que incorporó muchas de las sugerencias que había presentado Lutz.
Así, Brasil seguiría los pasos de Uruguay, Ecuador y Puerto Rico, permitiendo a las mujeres votar, aunque el voto sin restricciones se daría en 1934.
Además de su trabajo como científica, Lutz también fue pionera en la política: en 1934 fue electa diputada federal suplente y en 1936 asumió el cargo, representando a la Liga Electoral Independiente.
Desde el Congreso luchó por cambiar la legislación laboral sobre el trabajo femenino e infantil y promovió la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres. Sin embargo, su experiencia como legisladora concluyó en 1937 cuando Vargas clausuró el Parlamento.
En 1948 fue delegada de Brasil ante la ONU y firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Para homenajearla, en 2001 el Congreso brasileño creó el premio Bertha Lutz para distinguir a mujeres que se destacan en su lucha por los derechos femeninos.
De joven viajó a Europa donde conoció los movimientos de las primeras sufragistas británicas, lideradas por Emmeline Pankhurst.
Se formó como zoóloga en la Universidad de la Sorbona, en París, y a su regreso a Brasil, en 1919, logró un hito: ser contratada por el Museo Nacional de Río de Janeiro, a pesar de que en ese momento el acceso a cargos públicos estaba prohibido a las mujeres.
En 1922 fundó la Federación Brasileña para el Progreso Femenino y en 1929 la Universidad de la Mujer. También estudió abogacía, y escribió un proyecto de ley para que las mujeres pudieran votar.
Su activismo jugó un papel clave para que en 1932 el presidente Getúlio Vargas autorizara por decreto el derecho de sufragio femenino, que incorporó muchas de las sugerencias que había presentado Lutz.
Así, Brasil seguiría los pasos de Uruguay, Ecuador y Puerto Rico, permitiendo a las mujeres votar, aunque el voto sin restricciones se daría en 1934.
Además de su trabajo como científica, Lutz también fue pionera en la política: en 1934 fue electa diputada federal suplente y en 1936 asumió el cargo, representando a la Liga Electoral Independiente.
Desde el Congreso luchó por cambiar la legislación laboral sobre el trabajo femenino e infantil y promovió la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres. Sin embargo, su experiencia como legisladora concluyó en 1937 cuando Vargas clausuró el Parlamento.
En 1948 fue delegada de Brasil ante la ONU y firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Para homenajearla, en 2001 el Congreso brasileño creó el premio Bertha Lutz para distinguir a mujeres que se destacan en su lucha por los derechos femeninos.
http://listas.20minutos.es/lista/10-precursoras-del-voto-femenino-377074/
No hay comentarios:
Publicar un comentario