Los países, uniones e imperios ganan y pierden terreno a lo largo de su historia. En esta lista se muestran aquellos territorios unificados política o militarmente, fruto del expansionismo, bajo una jerarquía organizada. ¿Qué imperio ha tenido más poder o influencia?
- Imperio Español.
"En España nunca se pone el sol".
Esta frase pronunciada por el rey Felipe II plasma la gran extensión y el gran poder que alcanzó el Imperio Español.
El Imperio Español comenzó a forjarse en la época en que gobernaban Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, los Reyes Católicos, cuyo matrimonio en 1469 marcó el inicio del proceso de unificación de sus respectivas coronas. Fue durante el reinado de los Reyes Católicos cuando el nuevo país comenzó a levantar un imperio. Esta expansión en ultramar se debe a varios motivos: por un lado, los monarcas deseaban afianzar su dominio sobre los territorios del norte de África y de esta forma proteger el comercio de Castilla en el mar Mediterráneo y en el océano Atlántico, además de utilizar las zonas próximas como puertos para la exportación de oro y esclavos africanos; por otra parte, apoyaban la exploración de lugares remotos con el objetivo de extender el cristianismo e incrementar el potencial comercial de las dos coronas en el Lejano Oriente, lo que proporcionaría grandes riquezas y prestigio internacional.
Durante los siglos XVI y XVII España se convirtió en la primera potencia mundial. Castilla, junto con Portugal, estaba en la vanguardia de la exploración europea y de la apertura de rutas de comercio a través de los océanos. Los conquistadores españoles descubrieron y dominaron vastos territorios pertenecientes a diferentes culturas en América y otros territorios de Asia, África y Oceanía. España colonizó esos territorios y construyó con ello el mayor imperio económico del mundo.
Entre 1648 y 1659, las paces de Westfalia y los Pirineos ratificaron el principio del ocaso de España como potencia hegemónica. Este declive culminó, en lo que respecta al dominio sobre territorios europeos, con la Paz de Utrecht firmada por Felipe V en 1713: España renunciaba a sus territorios en Italia y en los Países Bajos, lo que conllevaba a la pérdida de la hegemonía en Europa. Sin embargo, España mantuvo y amplió su extenso imperio de ultramar, acosado por el expansionismo británico, francés y holandés, hasta que sucesivas revoluciones la desposeyeron de sus territorios en el continente americano a principios del siglo XIX.
No obstante, España conservó algunas fracciones de su imperio en América, principalmente Cuba y Puerto Rico, como también Filipinas y algunas islas en Oceanía como Guam, Palaos, las Islas Carolinas y las Marianas. La Guerra Hispano-Estadounidense de 1898 supuso la pérdida de casi todos estos últimos territorios. El impacto moral de esta derrota fue duro y se buscó compensarlo creando, con poco éxito, un segundo imperio colonial en África, centrado en Marruecos, el Sáhara Occidental y Guinea Ecuatorial, que perduró hasta la descolonización de las décadas de 1960 y 1970.
El Imperio Español fue el primer imperio global ya que, por primera vez, un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes.
Esta frase pronunciada por el rey Felipe II plasma la gran extensión y el gran poder que alcanzó el Imperio Español.
El Imperio Español comenzó a forjarse en la época en que gobernaban Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, los Reyes Católicos, cuyo matrimonio en 1469 marcó el inicio del proceso de unificación de sus respectivas coronas. Fue durante el reinado de los Reyes Católicos cuando el nuevo país comenzó a levantar un imperio. Esta expansión en ultramar se debe a varios motivos: por un lado, los monarcas deseaban afianzar su dominio sobre los territorios del norte de África y de esta forma proteger el comercio de Castilla en el mar Mediterráneo y en el océano Atlántico, además de utilizar las zonas próximas como puertos para la exportación de oro y esclavos africanos; por otra parte, apoyaban la exploración de lugares remotos con el objetivo de extender el cristianismo e incrementar el potencial comercial de las dos coronas en el Lejano Oriente, lo que proporcionaría grandes riquezas y prestigio internacional.
Durante los siglos XVI y XVII España se convirtió en la primera potencia mundial. Castilla, junto con Portugal, estaba en la vanguardia de la exploración europea y de la apertura de rutas de comercio a través de los océanos. Los conquistadores españoles descubrieron y dominaron vastos territorios pertenecientes a diferentes culturas en América y otros territorios de Asia, África y Oceanía. España colonizó esos territorios y construyó con ello el mayor imperio económico del mundo.
Entre 1648 y 1659, las paces de Westfalia y los Pirineos ratificaron el principio del ocaso de España como potencia hegemónica. Este declive culminó, en lo que respecta al dominio sobre territorios europeos, con la Paz de Utrecht firmada por Felipe V en 1713: España renunciaba a sus territorios en Italia y en los Países Bajos, lo que conllevaba a la pérdida de la hegemonía en Europa. Sin embargo, España mantuvo y amplió su extenso imperio de ultramar, acosado por el expansionismo británico, francés y holandés, hasta que sucesivas revoluciones la desposeyeron de sus territorios en el continente americano a principios del siglo XIX.
No obstante, España conservó algunas fracciones de su imperio en América, principalmente Cuba y Puerto Rico, como también Filipinas y algunas islas en Oceanía como Guam, Palaos, las Islas Carolinas y las Marianas. La Guerra Hispano-Estadounidense de 1898 supuso la pérdida de casi todos estos últimos territorios. El impacto moral de esta derrota fue duro y se buscó compensarlo creando, con poco éxito, un segundo imperio colonial en África, centrado en Marruecos, el Sáhara Occidental y Guinea Ecuatorial, que perduró hasta la descolonización de las décadas de 1960 y 1970.
El Imperio Español fue el primer imperio global ya que, por primera vez, un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes.
Imperio Romano.
El Imperio Romano comenzó en el año 27 a.C. al otorgársele a Octavio el título de Augusto. El Senado le concedió el carácter de ”Imperator”,“Padre de la Patria” y “Princeps Senatus”. Fue considerado hijo del César divinizado y se le otorgó poder consular a perpetuidad. Bajo el mantenimiento de las formas republicanas, se va avanzando paulatinamente a un sistema de poder monárquico y militarista. A este período se le conoce con el nombre de Alto Imperio.Luego vinieron cuatro dinastías de emperadores: la de los Julio-Claudios, la de los Flavios, la de los Antoninos y la de los Severos. Todos gobernaron con un poder casi absoluto basado fundamentalmente en el ejército. Las fronteras del imperio se siguieron expandiendo, anexionándose Mauritania en el año 37, Inglaterra en el año 84 y Dacia en el año 105.
Durante el gobierno de Augusto se puso fin a las guerras civiles y comenzó a vivirse una época de orden, seguridad y prosperidad, con gran florecimiento artístico y cultural, conociéndose esta etapa como la ”Pax Romana”. La máxima extensión del imperio fue alcanzada con Trajano, quien venció a los partos y conquistó en el año 117 Armenia y Mesopotamia.
Las distintas provincias incorporadas a la dominación romana se dividieron en senatoriales e imperiales. Las primeras estaban bajo la administración del Senado. Las segundas estaban bajo el control del Emperador. Allí se encontraban las legiones. Al estar dividida la potestad provincial entre el Emperador y el Senado, se ha habla de una diarquía.
La ciudad más importante del imperio era Roma, su capital. En ella se manifestaba una gran opulencia, donde los miembros del orden senatorial y los ricos caballeros habitaban en los “domus”, residencias muy lujosas, aunque la mayoría de la población vivía muy modestamente, en los “insulae”, casas de inquilinato de hasta cuatro pisos, inseguras e incómodas.
Con la muerte de Alejandro en el año 235 terminó la dinastía de los Severos y el imperio se sumergió en la anarquía. El gobierno estuvo a cargo de jefes militares que gobernaban poco tiempo, sucediéndose gran cantidad de gobernantes que enseguida eran derrocados por otro jefe militar más poderoso.
El Bajo Imperio, llamado así porque al frente del poder se hallaba un ”Dominus”, un rey con características de divinidad, comienza con Diocleciano, que gobernó entre los años 284 y 305, estableciendo el sistema de la tetrarquía y pacificando el territorio. El imperio fue dividido en una zona occidental, bajo su gobierno, y en otra oriental, a cargo de Maximino, eligiendo un César cada uno.
Luego de veinte años de gobierno, los Augustos fueron reemplazados por los Césares. Aumentaron la burocracia y la centralizaron, acrecentaron el número de provincias y persiguieron a los cristianos ferozmente, disponiéndose por edicto la obligación del culto imperial. Templos y libros fueron destruidos y los cristianos padecieron la cárcel y torturas.
En el año 395 Teodosio I divide el Imperio entre sus dos hijos: Honorio, a quien le correspondió el Imperio de Occidente con capital en Roma, y Arcadio, a quien le correspondió el Imperio de Oriente o Bizantino con capital en Constantinopla.
La decadencia del imperio apareció debido al aumento de los gastos originados en un estado burocrático y militarizado y a la presión de los pueblos bárbaros por traspasar las fronteras imperiales. En el año 476, el Imperio de Occidente cayó en poder de estos pueblos. El de Oriente, más sólido económicamente, subsistió hasta 1453, año en el que Constantinopla cayó en poder de los turcos otomanos.
Imperio Británico.
El Imperio Británico comprendió los dominios, colonias, protectorados y otros territorios gobernados o administrados por el Reino Unido entre los siglos XVI y XX. Durante las primeras décadas del siglo XX, el Imperio Británico abarcaba una población de cerca de 458 millones de personas y unos 33.000.000 km², lo que significaba una cuarta parte de la población mundial y una quinta parte de las tierras emergidas.
Su máximo esplendor se desarrolló durante el llamado Siglo Imperial (1815-1914), a través de una serie de fases de expansión relacionadas con el comercio, la colonización y la conquista, además de períodos de actividad diplomática. El imperio facilitó la extensión de la tecnología, el comercio, el idioma y el gobierno británicos por todo el mundo. La hegemonía imperial contribuyó al espectacular crecimiento económico de Gran Bretaña y al peso de sus intereses en el escenario mundial.
El Imperio Británico ha sido el imperio más grande de la historia de la humanidad, pues estaba presente en todos los continentes:
-En Asia dominó los territorios de India, Pakistán, Sri-Lanka, Birmania, Malasia, Borneo y Hong Kong.
-En África controló Egipto,Sudán, Zambia, Zimbabwue, Nigeria, Sierra Leona, Somalia, Uganda, Botsuana, Sudáfrica, Gambia y algunas colonias en el este del continente.
-En Oceanía poseía las colonias de Nueva Zelanda y Australia.
-En América controlaba Canadá, Jamaica, Guayana, las Islas Malvinas, Belice y múltiples pequeñas islas.
-En el Mediterráneo controlaba plazas estratégicas como Malta, Chipre o Gibraltar.
El coste económico de la I y II Guerras Mundiales y la transición de las colonias hacia la Commonwealth dieron lugar al fin del Imperio Británico.
III Reich Alemán (Alemania Nazi).
La derrota sufrida por Alemania durante la Primera Guerra Mundial le supuso durísimas condiciones que se concretaron en el Tratado de Versalles, por el cual Alemania debía devolver territorios y pagar fuertes sumas de dinero en concepto de indemnización.
Al término de la guerra se fundó el Partido Obrero Alemán, que en 1920 tomaría el nombre de Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, cuyo líder era Adolf Hitler. El modelo de estado nazi se basaba en una dictadura representada por el "Führer", que gobernaría un pueblo de iguales en raza y pensamientos, liberando a Alemania del yugo impuesto por los vencedores del Tratado de Versalles.
Con la crisis de 1929 en Alemania aumentó gravemente el desempleo y la inflación. Los miembros del Partido Nazi captaron cada vez más afiliados, obteniendo en las elecciones de 1932 el 37,4 % de los votos. Hitler no solo contó con apoyo local, sino también con el de los estados occidentales, como Inglaterra y Francia, que lo veían como un arma eficaz en la lucha contra el comunismo que amenazaba extenderse desde Rusia. En 1933 Hitler se convirtió en Canciller. Disolvió el Parlamento, prohibió la libertad de prensa y los sindicatos y estableció el sistema de partido único: el Nazi. Para terminar con la oposición creó las SS y la GESTAPO, cuerpos de policía destinados a destruir toda ideología contraria al nazismo.
A la muerte del presidente Hindenburg, Hitler se convirtió en "Führer". Reunió bajo su persona a todos los poderes, dando comienzo a un tipo de estado conocido como el III Reich, con una fuerte intervención del gobierno. Bajo su gobierno, Alemania se fortaleció económicamente, dando impulso a las obras públicas, lo que motivó el apoyo masivo de la población, incentivado por una fuerte propaganda política a través de la radio y el cine. Hitler llegó al poder con el voto popular, pero luego suprimió sistemáticamente la democracia.
Otra característica del III Reich fue el imperialismo. Su profundo afán expansionista se plasmó con la incorporación de Austria en 1938, Checoslovaquia en 1939 y la invasión de Polonia ese mismo año, dando origen a la II Guerra Mundial. El régimen nazi cayó en 1945 con el fin de la guerra.
Imperio Inca.
Los incas fueron un pueblo conquistador que logró ocupar una gran extensión territorial: desde las sierras del sur de la actual Colombia hasta el norte de Chile y de Argentina, y desde la costa del océano Pacífico hasta el este del valle del río Amazonas, constituyendo así un poderoso imperio, aproximadamente en el año 1430, al que llamaron Tahuantisuyo, cuyo significado es “las cuatro partes del mundo”, pues estaba dividido en cuatro regiones. La capital del imperio era Cuzco, situada a 3.400 metros sobre el nivel del mar. Su economía era fundamentalmente agrícola e inventaron una curiosa técnica de cultivo, llamada terraza, que consistía en construir sobre las laderas de las montañas unas terrazas en las que cultivaban.De los pueblos conquistados obtenían ingresos importantes a través de tributos y adoptaron sus características culturales. Entre los pueblos conquistados estaba la cultura chapín, ubicada en el norte de Perú, que había adquirido amplios conocimientos de agricultura, astrología e ingeniería; los mochicas y los chimú, asentados en la costa norte de Perú, se dedicaban a la agricultura y a la ganadería: en la costa sur estaban los nazca, dedicados fundamentalmente a la cerámica y a la agricultura de riego por canales; en Bolivia conquistaron a los tiahuanaco y a los huari, sociedades militarizadas y con gran desarrollo agrícola, arquitectónico y artístico.
La máxima autoridad imperial era el Inca, considerado hijo del sol, que tenía poderes absolutos, en un sistema de gobierno que era una monarquía teocrática. El primer Inca fue Manco Capac y el último, de un total de trece, fue Atahualpa, cuyo poder fue arrasado por la conquista española sobre el año 1533. La conquista española terminó con su desarrollo cultural e impuso la forma de vida y la religión de los conquistadores.
Imperio Soviético (URSS).
La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) fue una confederación constitucional de estados socialistas basada en la ideología comunista que existió en Eurasia desde 1922 hasta 1991.
La URSS nació como una unión de cuatro repúblicas socialistas soviéticas, formadas dentro del territorio del extinto Imperio Ruso, pero luego creció a quince: Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Estonia, Georgia, Kazajstán, Kirguistán, Letonia, Lituania, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán.
Desde 1945 hasta 1991, en el período conocido como Guerra Fría, la Unión Soviética era una de las dos superpotencias mundiales que dominó la agenda global de la política económica, los asuntos exteriores, las operaciones militares, el intercambio cultural, los progresos científicos, etc. La Unión Soviética llegó a ser el modelo de referencia para futuros estados socialistas durante la Guerra Fría. El gobierno y la organización política del país fueron definidos por un régimen de partido único, el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).
El principio del fin de la URSS llegó en la década de los ochenta. Esta se caracterizó por el desmoronamiento de las estructuras económicas y políticas del Estado. Con la llegada de Gorbachov al poder en 1985 se produjeron cambios significativos en la economía. Además se permitió el acceso público a la información después de décadas de fuerte censura, hecho que provocó una gran repercusión mundial y que dejó entrever el futuro que le esperaba a la Unión Soviética.
A finales de los años ochenta, las repúblicas que componían la Unión Soviética incorporaron legalmente movimientos hacia la declaración de soberanía sobre sus territorios. Finalmente, el 8 de diciembre de 1991 los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmaron el Tratado de Belovesh en el que se declaraba oficialmente la disolución de la Unión Soviética.
La URSS nació como una unión de cuatro repúblicas socialistas soviéticas, formadas dentro del territorio del extinto Imperio Ruso, pero luego creció a quince: Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Estonia, Georgia, Kazajstán, Kirguistán, Letonia, Lituania, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán.
Desde 1945 hasta 1991, en el período conocido como Guerra Fría, la Unión Soviética era una de las dos superpotencias mundiales que dominó la agenda global de la política económica, los asuntos exteriores, las operaciones militares, el intercambio cultural, los progresos científicos, etc. La Unión Soviética llegó a ser el modelo de referencia para futuros estados socialistas durante la Guerra Fría. El gobierno y la organización política del país fueron definidos por un régimen de partido único, el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).
El principio del fin de la URSS llegó en la década de los ochenta. Esta se caracterizó por el desmoronamiento de las estructuras económicas y políticas del Estado. Con la llegada de Gorbachov al poder en 1985 se produjeron cambios significativos en la economía. Además se permitió el acceso público a la información después de décadas de fuerte censura, hecho que provocó una gran repercusión mundial y que dejó entrever el futuro que le esperaba a la Unión Soviética.
A finales de los años ochenta, las repúblicas que componían la Unión Soviética incorporaron legalmente movimientos hacia la declaración de soberanía sobre sus territorios. Finalmente, el 8 de diciembre de 1991 los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmaron el Tratado de Belovesh en el que se declaraba oficialmente la disolución de la Unión Soviética.
Los persas eran un pueblo de lengua indoeuropea que se originó como un grupo de tribus nómadas cuya localización original radicaba al norte de la meseta de Irán. Alrededor del año 1400 a.C., algunas de estas tribus se trasladaron hacia el sur de Irán y establecieron su capital en Susa, junto a los medos, pueblo que los dominó. Esta situación perduró hasta mediados del siglo VI a.C., cuando el rey Ciro II el Grande venció a los medos y los sometió a su autoridad. Sentó las bases de un nuevo imperio al conquistar Lidia, las colonias griegas de Asia Menor y Mesopotamia.
El gobierno estaba a cargo de una monarquía absoluta. El territorio fue dividido en 20 satrapías, siendo las más importantes las de Lidia, Media, Asiria, Babilonia, Egipto e India, lo cual demuestra la gran extensión que alcanzó este imperio. La capital religiosa era Persépolis y las tres capitales administrativas eran Susa, Ecbatana y Pasargada. En todas ellas se erigieron importantes palacios para honrar al soberano.
Contaban con un poderoso ejército, en el que destacaba la guardia real formada por diez mil hombres, conocidos como los “Inmortales”, que realizaban la defensa del territorio y la conquista de otros nuevos, pero con una actitud respetuosa hacia los pueblos dominados, a quienes reconocieron su identidad cultural. Los persas sintieron asombro por los fenómenos de la naturaleza y los adoraron como dioses, aunque luego crearon una nueva religión, el mazdeísmo.
Este imperio se debilitó tras perder las Guerras Médicas contra los griegos y posteriormente fue reducido y conquistado por Alejandro Magno, pasando, finalmente, a manos del Imperio Romano.
El gobierno estaba a cargo de una monarquía absoluta. El territorio fue dividido en 20 satrapías, siendo las más importantes las de Lidia, Media, Asiria, Babilonia, Egipto e India, lo cual demuestra la gran extensión que alcanzó este imperio. La capital religiosa era Persépolis y las tres capitales administrativas eran Susa, Ecbatana y Pasargada. En todas ellas se erigieron importantes palacios para honrar al soberano.
Contaban con un poderoso ejército, en el que destacaba la guardia real formada por diez mil hombres, conocidos como los “Inmortales”, que realizaban la defensa del territorio y la conquista de otros nuevos, pero con una actitud respetuosa hacia los pueblos dominados, a quienes reconocieron su identidad cultural. Los persas sintieron asombro por los fenómenos de la naturaleza y los adoraron como dioses, aunque luego crearon una nueva religión, el mazdeísmo.
Este imperio se debilitó tras perder las Guerras Médicas contra los griegos y posteriormente fue reducido y conquistado por Alejandro Magno, pasando, finalmente, a manos del Imperio Romano.
Imperio Griego.
Al principio de los anales de Grecia se colocan los tiempos heroicos, la guerra de Troya y demás, pero hay después un período de transición en el que poco a poco se constituyeron poblaciones griegas en ciudades militares y comerciales. Con las guerras de Mesenia, Esparta consiguió establecer su hegemonía sobre todo el Peloponeso, mientras que las ciudades marítimas buscaban expansión por las costas del Mediterráneo y fundaban florecientes colonias, no solo en Asia Menor, sino en África, España e Italia. Atenas, entre tanto, se distinguía por sus sabias leyes, por su poder marítimo y comercial y por su cultura literaria.
A finales del siglo XI a.C., Atenas y Esparta, los dos principales Estados de Grecia, se consideraban rivales. Las Guerras Médicas las unieron contra los persas. Los griegos lograron salvar la independencia helénica y la civilización de Europa. Sus victorias habían contribuido al engrandecimiento de Atenas y esta se había convertido en el centro de un imperio colonial extendido por todo el mar Egeo y la Propóntide, y luego con Pericles alcanzó su siglo de oro llegando a ser el centro de toda la civilización helénica.
Debilitados los griegos por las luchas internas, el vecino reino de Macedonia fue adquiriendo importancia y al final Filipo II acabó por imponer en Grecia la unidad macedónica. Llegó el fin del Imperio Griego en el año 338 a.C.
A finales del siglo XI a.C., Atenas y Esparta, los dos principales Estados de Grecia, se consideraban rivales. Las Guerras Médicas las unieron contra los persas. Los griegos lograron salvar la independencia helénica y la civilización de Europa. Sus victorias habían contribuido al engrandecimiento de Atenas y esta se había convertido en el centro de un imperio colonial extendido por todo el mar Egeo y la Propóntide, y luego con Pericles alcanzó su siglo de oro llegando a ser el centro de toda la civilización helénica.
Debilitados los griegos por las luchas internas, el vecino reino de Macedonia fue adquiriendo importancia y al final Filipo II acabó por imponer en Grecia la unidad macedónica. Llegó el fin del Imperio Griego en el año 338 a.C.
Imperio Egipcio.
El Imperio Egipcio abarca desde el año 3100 a.C. hasta el 31 a.C. y está dividido en tres períodos: el Imperio Antiguo, el Imperio Medio y el Imperio Nuevo.
El Imperio Antiguo comienza con la unificación del Alto y Bajo Egipto por Namer hacia el año 3100 a.C y dura aproximadamente 500 años. Namer y sus sucesores fundaron una sociedad dividida en estratos sociales y en la que al faraón se le atribuía una ascendencia divina. Su capital se situó en Menfis. Esta es la era de las pirámides, durante la cual los faraones tuvieron un enorme poder. Al final del Imperio Antiguo el poder en Egipto se fue descentralizando y se formaron varios “principados”, pasando a tener Egipto dos capitales, Tebas y Heracleopolis. Esta situación se mantuvo hasta que los tebanos derrotaron a los faraones de Heracleopolis y Tebas pasó a ser la única capital.
El Imperio Medio se inicia con el reinado de Mentuhotep II. Esto significó la vuelta a la normalidad y a la prosperidad para Egipto. Se avanzó en todos los campos: en el arte, en la construcción de templos y tumbas, en la conquista de territorios, en la realización de expediciones a Asia, en la mejora de la zona agrícola, etc. Es una época imperialista.
Los faraones adoptaron un poder centralizado con una gran burocracia formada por los hicsos, nómadas provenientes de las estepas asiáticas y que se establecerían en el Delta del Nilo. Su integración fue tan grande que en el año1650 a.C. aprovecharon la inestabilidad política para subir al poder, con lo que acabaría el Imperio Medio. En Tebas se mantuvieron reductos de resistencia contra los hicsos. Ahmosis, Príncipe de Tebas, los expulsó del poder en Egipto, con lo que empezó el Imperio Nuevo.
Bajo el Imperio Nuevo se restablecieron los límites, los objetivos y la burocracia del Imperio Medio, y se reactivó su programa de aprovechamiento de la tierra. Con el reinado de Tutmosis I Egipto alcanzó su máxima expansión: hacia el norte llegó hasta el Éufrates y hacia el sur hasta la cuarta catarata del Nilo.
En el año 332 a.C. se inicia la conquista de Egipto por parte de Alejandro Magno. En el 305 llega al poder la dinástica ptolemaica. En el 31 se produce la incorporación de Egipto al Imperio Romano tras la batalla de Actium. Un año después muere Cleopatra y Egipto se convierte en una provincia del Imperio Romano.
El Imperio Antiguo comienza con la unificación del Alto y Bajo Egipto por Namer hacia el año 3100 a.C y dura aproximadamente 500 años. Namer y sus sucesores fundaron una sociedad dividida en estratos sociales y en la que al faraón se le atribuía una ascendencia divina. Su capital se situó en Menfis. Esta es la era de las pirámides, durante la cual los faraones tuvieron un enorme poder. Al final del Imperio Antiguo el poder en Egipto se fue descentralizando y se formaron varios “principados”, pasando a tener Egipto dos capitales, Tebas y Heracleopolis. Esta situación se mantuvo hasta que los tebanos derrotaron a los faraones de Heracleopolis y Tebas pasó a ser la única capital.
El Imperio Medio se inicia con el reinado de Mentuhotep II. Esto significó la vuelta a la normalidad y a la prosperidad para Egipto. Se avanzó en todos los campos: en el arte, en la construcción de templos y tumbas, en la conquista de territorios, en la realización de expediciones a Asia, en la mejora de la zona agrícola, etc. Es una época imperialista.
Los faraones adoptaron un poder centralizado con una gran burocracia formada por los hicsos, nómadas provenientes de las estepas asiáticas y que se establecerían en el Delta del Nilo. Su integración fue tan grande que en el año1650 a.C. aprovecharon la inestabilidad política para subir al poder, con lo que acabaría el Imperio Medio. En Tebas se mantuvieron reductos de resistencia contra los hicsos. Ahmosis, Príncipe de Tebas, los expulsó del poder en Egipto, con lo que empezó el Imperio Nuevo.
Bajo el Imperio Nuevo se restablecieron los límites, los objetivos y la burocracia del Imperio Medio, y se reactivó su programa de aprovechamiento de la tierra. Con el reinado de Tutmosis I Egipto alcanzó su máxima expansión: hacia el norte llegó hasta el Éufrates y hacia el sur hasta la cuarta catarata del Nilo.
En el año 332 a.C. se inicia la conquista de Egipto por parte de Alejandro Magno. En el 305 llega al poder la dinástica ptolemaica. En el 31 se produce la incorporación de Egipto al Imperio Romano tras la batalla de Actium. Un año después muere Cleopatra y Egipto se convierte en una provincia del Imperio Romano.
Imperio Maya.
La civilización maya habitó en una vasta región denominada Mesoamérica, situada al sureste de México. Esta civilización cuenta con una historia de aproximadamente 3.000 años, a lo largo de los cuales fundó un gran imperio.
La sociedad maya estaba organizada sobre la base de una marcada estratificación social, a la cabeza de la cual se encontraba la nobleza, los “almenehoob”. Este grupo privilegiado monopolizaba el poder y la autoridad al ostentar los puestos políticos y religiosos. El gobernante supremo de la provincia era el Halach Uinik, en quien residía el poder absoluto sobre los asuntos terrenales y espirituales.
Dominando la mayoría de los aspectos de la vida de los mayas se encontraba la religión (politeísta), siempre presente y dejando sentir su influencia en los ritos agrícolas, en las ceremonias públicas, en el arte y en la cultura.
Esta es una de las culturas mesoamericanas precolombinas más importantes, pues su legado científico y astronómico es mundial. La agricultura fue la actividad central en la vida de este pueblo y el comercio fue indispensable para la economía, ya que el área geográfica maya proveía grandes productos, pero limitaba otros. No existían monedas para el comercio, solamente el trueque. La destrucción de Mayapán, sesenta años antes de la llegada de los españoles, marcó el principio del fin de este imperio.
La sociedad maya estaba organizada sobre la base de una marcada estratificación social, a la cabeza de la cual se encontraba la nobleza, los “almenehoob”. Este grupo privilegiado monopolizaba el poder y la autoridad al ostentar los puestos políticos y religiosos. El gobernante supremo de la provincia era el Halach Uinik, en quien residía el poder absoluto sobre los asuntos terrenales y espirituales.
Dominando la mayoría de los aspectos de la vida de los mayas se encontraba la religión (politeísta), siempre presente y dejando sentir su influencia en los ritos agrícolas, en las ceremonias públicas, en el arte y en la cultura.
Esta es una de las culturas mesoamericanas precolombinas más importantes, pues su legado científico y astronómico es mundial. La agricultura fue la actividad central en la vida de este pueblo y el comercio fue indispensable para la economía, ya que el área geográfica maya proveía grandes productos, pero limitaba otros. No existían monedas para el comercio, solamente el trueque. La destrucción de Mayapán, sesenta años antes de la llegada de los españoles, marcó el principio del fin de este imperio.
Imperio Portugués.
El Imperio Portugués fue un imperio que destacó en los siglos XV, XVI y XVII. Todo comenzó viajando a tierras desconocidas por los europeos y dando lugar a la "Era de los descubrimientos". Los portugueses llegaron primero a la India y al sur africano y, posteriormente, se expandieron llegando a América, el sur de Asia y todas las costas de África. Este imperio, sobre todo durante sus comienzos, se estructuraba en:
-Las ciudades propiamente portuguesas.
-Las factorías en ciudades no portuguesas realizadas exclusivamente para el comercio.
-Las bases o zonas de intercambio directo (ciudades no portuguesas y sin edificios cuyo mercado lo realizaban desde las propias cargas del barco).
El Imperio Portugués pasó a pertenecer a la Monarquía Hispánica durante el reinado de Felipe II y se separó en el reinado de Felipe IV (1580-1640).
-Las ciudades propiamente portuguesas.
-Las factorías en ciudades no portuguesas realizadas exclusivamente para el comercio.
-Las bases o zonas de intercambio directo (ciudades no portuguesas y sin edificios cuyo mercado lo realizaban desde las propias cargas del barco).
El Imperio Portugués pasó a pertenecer a la Monarquía Hispánica durante el reinado de Felipe II y se separó en el reinado de Felipe IV (1580-1640).
Imperio Azteca.
Los aztecas eran originarios de Aztlán, que significa “tierra de garzas”, lugar del que emigraron hacia el sur en el año 1168 junto a otras seis tribus de la misma raza, en cuyo itinerario combatieron con otros pueblos, lo que fortaleció su espíritu guerrero, hasta que se asentaron en un islote del lago Texcoco, fundando su capital en 1325, Tenochtitlán, que significa “lugar de la luna”.
Habiendo sido sometidos por los tepanecas, lograron vencerlos luego de un siglo de hostigamiento, bajo el reinado de Itzcoatl, asumiendo ellos el rol de pueblo conquistador de otros vecinos, a quienes obligaron a pagar tributo. El Imperio Azteca surgió de la confederación de tres reinos ubicados en el valle de México: Tenochtitlán, Texoco y Tlacopán.
La máxima autoridad política, que surgía por elección de un consejo supremo formado por nobles, era el “Hueytlatoani”, seleccionado entre los parientes próximos del monarca fallecido, que tenía funciones judiciales, políticas y religiosas.
Era una sociedad agrícola que usó técnicas desarrolladas de cultivo, como la roza, que consistía en talar los árboles de una zona selvática para luego quemarlos y poder cultivar en ese espacio, utilizando las cenizas como abono. En las zonas montañosas, al igual que los incas, utilizó el sistema de terrazas, consistente en construir angostos peldaños abonados en las laderas de las montañas con el fin de retener la humedad.
Sus manifestaciones artísticas más importantes se expresaron en la poesía, la música y la danza. En sus poemas reflejaron la profunda angustia que embargaba su concepción del mundo, ya que concebían la vida como un espejismo, más allá del cual existía un paraíso, Tlalocan, y un infierno, Mictlán. Adoraban a varios dioses. La conquista española en el año 1521 puso fin al imperio.
Habiendo sido sometidos por los tepanecas, lograron vencerlos luego de un siglo de hostigamiento, bajo el reinado de Itzcoatl, asumiendo ellos el rol de pueblo conquistador de otros vecinos, a quienes obligaron a pagar tributo. El Imperio Azteca surgió de la confederación de tres reinos ubicados en el valle de México: Tenochtitlán, Texoco y Tlacopán.
La máxima autoridad política, que surgía por elección de un consejo supremo formado por nobles, era el “Hueytlatoani”, seleccionado entre los parientes próximos del monarca fallecido, que tenía funciones judiciales, políticas y religiosas.
Era una sociedad agrícola que usó técnicas desarrolladas de cultivo, como la roza, que consistía en talar los árboles de una zona selvática para luego quemarlos y poder cultivar en ese espacio, utilizando las cenizas como abono. En las zonas montañosas, al igual que los incas, utilizó el sistema de terrazas, consistente en construir angostos peldaños abonados en las laderas de las montañas con el fin de retener la humedad.
Sus manifestaciones artísticas más importantes se expresaron en la poesía, la música y la danza. En sus poemas reflejaron la profunda angustia que embargaba su concepción del mundo, ya que concebían la vida como un espejismo, más allá del cual existía un paraíso, Tlalocan, y un infierno, Mictlán. Adoraban a varios dioses. La conquista española en el año 1521 puso fin al imperio.
Imperio Macedonio.
El Reino de Macedonia fue un estado de la Antigüedad Clásica situado en el norte de la actual Grecia. Este reino se consolidó durante el siglo V a.C. y experimentó un importante ascenso de su poder durante el siglo IV a.C. con el gobierno de Filipo II, que convirtió Macedonia en una gran potencia. Su hijo Alejandro Magno continuó su labor y conquistó la mayor parte del mundo conocido.
Alejandro Magno, con las mismas ideas expansionistas que su padre, sometió a las ciudades griegas lideradas por Atenas y Tebas. Se hizo nombrar "Hegemon", título que ya había ostentado su padre y que lo situaba como gobernador de toda Grecia.
Consolidada así la hegemonía macedónica, Alejandro se dispuso a cumplir el último proyecto de su padre Filipo II, conquistar el Imperio Persa. Alejandro lo conquistó, incluyendo Anatolia, Siria, Fenicia, Judea, Gaza, Egipto, Bactriana y Mesopotamia, y amplió las fronteras de su propio imperio hasta la región del Punjab. Antes de su muerte, Alejandro había hecho planes para girar hacia el oeste y conquistar Europa.
Durante los siguientes 20 años no hubo más que peleas internas. Al final, el imperio se dividió y se puso fin al glorioso Imperio Macedonio.
Alejandro Magno, con las mismas ideas expansionistas que su padre, sometió a las ciudades griegas lideradas por Atenas y Tebas. Se hizo nombrar "Hegemon", título que ya había ostentado su padre y que lo situaba como gobernador de toda Grecia.
Consolidada así la hegemonía macedónica, Alejandro se dispuso a cumplir el último proyecto de su padre Filipo II, conquistar el Imperio Persa. Alejandro lo conquistó, incluyendo Anatolia, Siria, Fenicia, Judea, Gaza, Egipto, Bactriana y Mesopotamia, y amplió las fronteras de su propio imperio hasta la región del Punjab. Antes de su muerte, Alejandro había hecho planes para girar hacia el oeste y conquistar Europa.
Durante los siguientes 20 años no hubo más que peleas internas. Al final, el imperio se dividió y se puso fin al glorioso Imperio Macedonio.
Imperio Napoleónico.
El Imperio Napoleónico está comprendido entre 1799, año en el que Napoleón se convirtió en Cónsul mediante un golpe de Estado, y 1815, año en que se restauró la monarquía borbónica en Francia.
Las campañas exteriores durante la Revolución Francesa dan a conocer al pueblo francés la figura de un joven general que proporcionará éxitos y sobre el que se depositarán las esperanzas en tiempos de zozobra e inestabilidad, Napoleón Bonaparte. Elegido en principio como cónsul, al poco tiempo acaparará en sus manos el poder suficiente para instaurar un régimen imperial e iniciar un proceso de expansión territorial mediante el que Francia pasará a controlar buena parte de Europa.
La posición hegemónica de Francia fue contestada por algunas naciones, fundamentalmente Gran Bretaña, que recelaron de la acumulación desmesurada de poder por parte de una sola potencia y de sus ansias expansionistas. En respuesta, Napoleón impuso un bloqueo continental al comercio con los productos ingleses. Una alianza de naciones creada para frenar el expansionismo francés desembocará en una guerra a escala europea y, finalmente, en la derrota militar del Emperador y su desalojo del poder.
Las campañas exteriores durante la Revolución Francesa dan a conocer al pueblo francés la figura de un joven general que proporcionará éxitos y sobre el que se depositarán las esperanzas en tiempos de zozobra e inestabilidad, Napoleón Bonaparte. Elegido en principio como cónsul, al poco tiempo acaparará en sus manos el poder suficiente para instaurar un régimen imperial e iniciar un proceso de expansión territorial mediante el que Francia pasará a controlar buena parte de Europa.
La posición hegemónica de Francia fue contestada por algunas naciones, fundamentalmente Gran Bretaña, que recelaron de la acumulación desmesurada de poder por parte de una sola potencia y de sus ansias expansionistas. En respuesta, Napoleón impuso un bloqueo continental al comercio con los productos ingleses. Una alianza de naciones creada para frenar el expansionismo francés desembocará en una guerra a escala europea y, finalmente, en la derrota militar del Emperador y su desalojo del poder.
Imperio Chino.
En el año 221 a.C. Qin Shi Huang, de la dinastía Qin, se autoproclamó Emperador de China. Con la ayuda de un ministro, Li Si, el Emperador unificó el mosaico de estados feudales en un imperio administrativamente centralizado y culturalmente unificado. Se abolieron las aristocracias hereditarias y sus territorios se dividieron en provincias gobernadas por burócratas nombrados por el Emperador. Se adoptó un sistema de escritura y su uso se hizo obligatorio en todo el imperio. Para promocionar el comercio interno y la integración económica, los Qin unificaron los pesos y medidas y la acuñación de la moneda. Se adoptó la propiedad privada de la tierra y se aplicaron leyes e impuestos con igualdad.
El primer emperador también intentó extender las fronteras exteriores de China. En el sur, sus ejércitos marcharon hacia el delta del río Rojo, lo que en la actualidad es Vietnam. En el suroeste, su dominio se extendió para englobar la mayor parte de las actuales provincias de Yunnan, Guizhou y Sichuan. En el noroeste, sus conquistas alcanzaron Lanzhou, en la actual provincia de Gansu y, el noreste, un sector de lo que hoy es Corea, reconoció la superioridad de los Qin. El centro de la civilización china, sin embargo, permaneció en el valle del Huang He. Además de la unificación y expansión del imperio, el logro más conocido de la dinastía Qin fue la terminación de la Gran Muralla china.
El primer emperador también intentó extender las fronteras exteriores de China. En el sur, sus ejércitos marcharon hacia el delta del río Rojo, lo que en la actualidad es Vietnam. En el suroeste, su dominio se extendió para englobar la mayor parte de las actuales provincias de Yunnan, Guizhou y Sichuan. En el noroeste, sus conquistas alcanzaron Lanzhou, en la actual provincia de Gansu y, el noreste, un sector de lo que hoy es Corea, reconoció la superioridad de los Qin. El centro de la civilización china, sin embargo, permaneció en el valle del Huang He. Además de la unificación y expansión del imperio, el logro más conocido de la dinastía Qin fue la terminación de la Gran Muralla china.
Imperio Estadounidense.
El Imperialismo Estadounidense hace referencia al expansionismo histórico y a la actual influencia política, cultural, militar y económica de los Estados Unidos de América a escala mundial. El Imperio Estadounidense se ha extendido con éxito debido a sus actividades militares.
Según diversas fuentes, el gobierno de Estados Unidos ha derrocado o ha tratado de derrocar a numerosos gobiernos extranjeros percibidos como hostiles. Practicó esta política a través de la participación directa de agentes estadounidenses, la financiación y la formación de grupos insurgentes dentro de estos países, campañas de propaganda, golpes de Estado, elecciones fraudulentas y otras actividades, por lo general, realizadas por la CIA.
Estados Unidos tiene bases militares distribuidas por todo el mundo y controla gubernamentalmente a aquellas naciones menos desarrolladas y con menos medios, como ocurre u ocurrió con Ucrania, Georgia, Kirguizistán, Nicaragua, El Salvador, etc.
Según diversas fuentes, el gobierno de Estados Unidos ha derrocado o ha tratado de derrocar a numerosos gobiernos extranjeros percibidos como hostiles. Practicó esta política a través de la participación directa de agentes estadounidenses, la financiación y la formación de grupos insurgentes dentro de estos países, campañas de propaganda, golpes de Estado, elecciones fraudulentas y otras actividades, por lo general, realizadas por la CIA.
Estados Unidos tiene bases militares distribuidas por todo el mundo y controla gubernamentalmente a aquellas naciones menos desarrolladas y con menos medios, como ocurre u ocurrió con Ucrania, Georgia, Kirguizistán, Nicaragua, El Salvador, etc.
Imperio Árabe.
Los preceptos indicados en el Islamismo fueron la base para el comienzo de la expansión árabe. La obligación de los creyentes a practicar la Guerra Santa en defensa de la fe favoreció la incorporación de soldados a los ejércitos árabes y a dejar de luchar entre sí.
También hubo otras razones que impulsaron la expansión árabe. Desde el punto de vista económico, la pobreza del territorio habitado por este pueblo impulsó la búsqueda de tierras más fértiles y prósperas. A esto se agrega la paulatina decadencia de los Imperios Persa y Bizantino, condición propicia para la introducción de esta nueva cultura.
A la muerte de Mahoma en el año 632, sus sucesores, denominados califas, fueron los encargados de dirigir al pueblo islámico y procurar la expansión de la religión y del territorio. En los siglos VII y VIII los musulmanes logran expandir su imperio apoderándose de territorios que abarcaban desde la Península Ibérica hasta la India.
Tras varios siglos de existencia y expansión, a comienzos del siglo XIII una gran amenaza se cernía sobre el Islam. Los mongoles, que invadieron Bagdad en 1258, habían conquistado la mayoría de los territorios islámicos al este de Egipto. Las hordas terminaron con la Era Dorada del islam medieval, dejando al mundo islámico arruinado y confuso. Posteriormente, los mongoles se convirtieron al Islam y desarrollaron su propia cultura integrando elementos de cada esquina de Eurasia.
También hubo otras razones que impulsaron la expansión árabe. Desde el punto de vista económico, la pobreza del territorio habitado por este pueblo impulsó la búsqueda de tierras más fértiles y prósperas. A esto se agrega la paulatina decadencia de los Imperios Persa y Bizantino, condición propicia para la introducción de esta nueva cultura.
A la muerte de Mahoma en el año 632, sus sucesores, denominados califas, fueron los encargados de dirigir al pueblo islámico y procurar la expansión de la religión y del territorio. En los siglos VII y VIII los musulmanes logran expandir su imperio apoderándose de territorios que abarcaban desde la Península Ibérica hasta la India.
Tras varios siglos de existencia y expansión, a comienzos del siglo XIII una gran amenaza se cernía sobre el Islam. Los mongoles, que invadieron Bagdad en 1258, habían conquistado la mayoría de los territorios islámicos al este de Egipto. Las hordas terminaron con la Era Dorada del islam medieval, dejando al mundo islámico arruinado y confuso. Posteriormente, los mongoles se convirtieron al Islam y desarrollaron su propia cultura integrando elementos de cada esquina de Eurasia.
Imperio Mongol.
El Imperio Mongol fue el imperio de tierras continuas más extenso de la historia. En su apogeo se extendió desde la península de Corea hasta el río Danubio.
A partir del año 1206, las tribus mongolas se unieron bajo su mando de Gengis Kan y el imperio llegó a tener una extensión máxima de unos 33 millones de kilómetros cuadrados y más de 100 millones de habitantes, incluyendo a algunas de las naciones más avanzadas y pobladas de la época como China, Iraq, Irán y los países de Asia Central y Asia Menor. El ejército de Gengis Kan, a pesar de ser relativamente poco numeroso, contaba con una caballería bien preparada, arqueros expertos y disciplina entre sus líderes
La decadencia del imperio mongol en el siglo XIV se dio por diversos factores:
-Rivalidad tribal y crisis sucesorias.
-Asimilación de las culturas conquistadas.
-Modelo militar anticuado.
-Desarrollo de la agricultura y carencia de efectivos militares.
-Uso de la pólvora: el uso de la pólvora en armas de fuego cambió el modo de hacer la guerra y volvió anticuado el uso de las tropas de caballería, el fuerte de los mongoles
A partir del año 1206, las tribus mongolas se unieron bajo su mando de Gengis Kan y el imperio llegó a tener una extensión máxima de unos 33 millones de kilómetros cuadrados y más de 100 millones de habitantes, incluyendo a algunas de las naciones más avanzadas y pobladas de la época como China, Iraq, Irán y los países de Asia Central y Asia Menor. El ejército de Gengis Kan, a pesar de ser relativamente poco numeroso, contaba con una caballería bien preparada, arqueros expertos y disciplina entre sus líderes
La decadencia del imperio mongol en el siglo XIV se dio por diversos factores:
-Rivalidad tribal y crisis sucesorias.
-Asimilación de las culturas conquistadas.
-Modelo militar anticuado.
-Desarrollo de la agricultura y carencia de efectivos militares.
-Uso de la pólvora: el uso de la pólvora en armas de fuego cambió el modo de hacer la guerra y volvió anticuado el uso de las tropas de caballería, el fuerte de los mongoles
Imperio Otomano.
El Imperio Otomano comenzó siendo uno de los pequeños estados turcos que surgieron en Asia Menor durante la decadencia del Imperio Selyúcida. Los turcos-otomanos fueron controlando paulatinamente a los demás estados turcos. En sus manos cayó Bursa en 1326 y Adrianópolis en 1361. Las victorias otomanas en los Balcanes alertaron a Europa sobre el peligro que este imperio representaba y fueron el motivo central de la organización de la Primera Cruzada.
El imperio vivió una vertiginosa expansión: venció a Ladislao de Polonia en 1444 y capturó Constantinopla en 1453. De esta forma, los otomanos habían pasado de ser una horda nómada a convertirse en uno de los más extensos y esplendorosos imperios del mundo. Posteriormente tuvo lugar la expansión del imperio hacia Hungría, Valaquia, Moldavia y Transilvania. Parte del secreto de su triunfo residía en la posesión de un poderoso ejército conformado por estrictas jerarquías a las que podían pertenecer cristianos y extranjeros. Su cuerpo de élite estaba conformado por los famosos jenízaros o soldados europeos que habían sido robados desde niños y reeducados en el Islam. El Imperio Otomano también expandió sus fronteras en el norte de África.
Cuando estalló la I Guerra Mundial, el Imperio Otomano se alió con Alemania y la Triple Alianza. Después de la derrota de los Imperios Centrales, el Imperio Otomano se desplomó en el desorden. En 1918 la resistencia turca se colapsó tanto en Asia como en Europa, concluyendo con un armisticio y la definitiva caída del Imperio Otomano, disuelto con la firma del Tratado de Sevres.
El imperio vivió una vertiginosa expansión: venció a Ladislao de Polonia en 1444 y capturó Constantinopla en 1453. De esta forma, los otomanos habían pasado de ser una horda nómada a convertirse en uno de los más extensos y esplendorosos imperios del mundo. Posteriormente tuvo lugar la expansión del imperio hacia Hungría, Valaquia, Moldavia y Transilvania. Parte del secreto de su triunfo residía en la posesión de un poderoso ejército conformado por estrictas jerarquías a las que podían pertenecer cristianos y extranjeros. Su cuerpo de élite estaba conformado por los famosos jenízaros o soldados europeos que habían sido robados desde niños y reeducados en el Islam. El Imperio Otomano también expandió sus fronteras en el norte de África.
Cuando estalló la I Guerra Mundial, el Imperio Otomano se alió con Alemania y la Triple Alianza. Después de la derrota de los Imperios Centrales, el Imperio Otomano se desplomó en el desorden. En 1918 la resistencia turca se colapsó tanto en Asia como en Europa, concluyendo con un armisticio y la definitiva caída del Imperio Otomano, disuelto con la firma del Tratado de Sevres.
Imperio Maurya.
El Imperio Maurya fue el primer gran imperio unificado de la India. Regido por la dinastía Mauria, duró desde 320 a. C. hasta 185 a.C. Durante su existencia, el pueblo disfrutó de una era de armonía social, de una transformación religiosa y de la extensión de las ciencias y del conocimiento.
El imperio se expandió hacia el norte a lo largo de las fronteras naturales del Himalaya y al este hacia el estado actual de Assam. Al oeste, llegó más allá de Pakistán. El Imperio fue ampliado en las regiones centrales y hacia el sur de la India por el emperador Bindusara. Su decadencia comenzó 50 años después de la muerte de Ashoka y se disolvió en el año 185 a. C. con la fundación de la dinastía Shunga en Magadha.
El imperio se expandió hacia el norte a lo largo de las fronteras naturales del Himalaya y al este hacia el estado actual de Assam. Al oeste, llegó más allá de Pakistán. El Imperio fue ampliado en las regiones centrales y hacia el sur de la India por el emperador Bindusara. Su decadencia comenzó 50 años después de la muerte de Ashoka y se disolvió en el año 185 a. C. con la fundación de la dinastía Shunga en Magadha.
Imperio Asirio.
En la región del alto Tigris, al norte de la Mesopotamia, vivían los asirios, un pueblo semita y guerrero que logró independizarse hacia el año 1600 a.C. Establecieron su capital en Assur, luego de llegar a un acuerdo con los kasitas de Babilonia, sobre las fronteras del nuevo estado. El rey tenía poder absoluto y su autoridad reconocía el origen divino.
Los asirios y los kasitas se emparentaron tras el matrimonio de una princesa asiria con el gobernante kasita de Babilonia, cuyo hijo fue asesinado. Los asirios aprovecharon la ocasión para reprimir el desorden interno en Babilonia y tomar el poder, que duró hasta la muerte del soberano conquistador. Pronto iniciaron un proceso de expansión que transformó sus dominios en un gran imperio a partir del siglo VIII a. C., conquistando Siria, Fenicia, Palestina, Egipto, Babilonia y el sur de Mesopotamia.
Utilizando el terror como arma de guerra, los asirios sembraban la desolación y el pánico entre los pueblos conquistados, parte de cuyos integrantes eran deportados a otras zonas del imperio para impedir rebeliones, trayendo como resultado la fusión o la desintegración de culturas.
El fin del dominio asirio se produjo cuando los caldeos, aliados con los medos, atacaron y destruyeron la ciudad de Nínive en el año 612 a. C.
Los asirios y los kasitas se emparentaron tras el matrimonio de una princesa asiria con el gobernante kasita de Babilonia, cuyo hijo fue asesinado. Los asirios aprovecharon la ocasión para reprimir el desorden interno en Babilonia y tomar el poder, que duró hasta la muerte del soberano conquistador. Pronto iniciaron un proceso de expansión que transformó sus dominios en un gran imperio a partir del siglo VIII a. C., conquistando Siria, Fenicia, Palestina, Egipto, Babilonia y el sur de Mesopotamia.
Utilizando el terror como arma de guerra, los asirios sembraban la desolación y el pánico entre los pueblos conquistados, parte de cuyos integrantes eran deportados a otras zonas del imperio para impedir rebeliones, trayendo como resultado la fusión o la desintegración de culturas.
El fin del dominio asirio se produjo cuando los caldeos, aliados con los medos, atacaron y destruyeron la ciudad de Nínive en el año 612 a. C.
Suecia fue una de las grandes potencias europeas del siglo XVII. Esta época es conocida como la del Imperio Sueco, "La era del gran poder".
A la conclusión de la Guerra de los Treinta Años, la Paz de Westfalia de 1648 otorgó a Suecia ciertos territorios como indemnización de guerra. Suecia ganó posesiones pequeñas y dispersas como resultado de 18 años de guerra, pero se aseguró el control de tres ríos principales del norte de Alemania, el Oder, el Elba y el Weser, además de derechos de aranceles sobre dichas arterias comerciales. Otros territorios que obtuvo fueron:
- La Pomerania Superior más las islas de Rügen y Usedom.
-Un fragmento de la Pomerania Inferior.
-La isla de Wollin.
-La ciudad de Wismar con los distritos de Pod y Neukloster;
-Los obispados de Bremen-Verden y la ciudad de Wildeshausen.
Estos territorios fueron administrados como posesiones suecas dentro del Sacro Imperio Romano Germánico. Francia y Suecia se convirtieron en garantes del tratado junto al Emperador, como se decidió en el congreso ejecutivo de Núremberg de 1650.
El 24 de marzo de 1720 la reina abdicó en su marido, que se convirtió en Federico I de Suecia. Por los tratados de Estocolmo se concluyó la cesión de Bremen-Verden a Hannover y una parte de la Pomerania Sueca a Prusia. Federico I intentaba ganarse a estos tres países con el objetivo de establecer una alianza contra el zar Pedro I "el Grande". Sin embargo, sus gestiones no fueron suficientes para detener la ofensiva rusa en Finlandia y en 1721 se vio obligado a firmar el Tratado de Nystad: Suecia perdía Livonia, Estonia, Ingria y una parte de Carelia en beneficio del Imperio Ruso. A partir de entonces, la hegemonía del Báltico sería ejercida por el gigante ruso y Suecia perdió su estatus de gran potencia e imperio.
A la conclusión de la Guerra de los Treinta Años, la Paz de Westfalia de 1648 otorgó a Suecia ciertos territorios como indemnización de guerra. Suecia ganó posesiones pequeñas y dispersas como resultado de 18 años de guerra, pero se aseguró el control de tres ríos principales del norte de Alemania, el Oder, el Elba y el Weser, además de derechos de aranceles sobre dichas arterias comerciales. Otros territorios que obtuvo fueron:
- La Pomerania Superior más las islas de Rügen y Usedom.
-Un fragmento de la Pomerania Inferior.
-La isla de Wollin.
-La ciudad de Wismar con los distritos de Pod y Neukloster;
-Los obispados de Bremen-Verden y la ciudad de Wildeshausen.
Estos territorios fueron administrados como posesiones suecas dentro del Sacro Imperio Romano Germánico. Francia y Suecia se convirtieron en garantes del tratado junto al Emperador, como se decidió en el congreso ejecutivo de Núremberg de 1650.
El 24 de marzo de 1720 la reina abdicó en su marido, que se convirtió en Federico I de Suecia. Por los tratados de Estocolmo se concluyó la cesión de Bremen-Verden a Hannover y una parte de la Pomerania Sueca a Prusia. Federico I intentaba ganarse a estos tres países con el objetivo de establecer una alianza contra el zar Pedro I "el Grande". Sin embargo, sus gestiones no fueron suficientes para detener la ofensiva rusa en Finlandia y en 1721 se vio obligado a firmar el Tratado de Nystad: Suecia perdía Livonia, Estonia, Ingria y una parte de Carelia en beneficio del Imperio Ruso. A partir de entonces, la hegemonía del Báltico sería ejercida por el gigante ruso y Suecia perdió su estatus de gran potencia e imperio.
Imperio Ruso.
Entre 1721 y 1917 Rusia se convirtió en un poderoso imperio con posesiones en Europa, Asia y Norteamérica. El hecho histórico que marca el inicio del imperio es la conquista paulatina de territorios desde el mar Báltico hasta el oceáno Pacífico. Esta expansión comenzó bajo el reinado del zar Pedro I y terminó con Nicolás II, el último zar, cuya caída detonaría el inicio de la Revolución Bolchevique de octubre de 1917.
El extenso Imperio Ruso abarcaba, además de la Rusia actual, Bielorrusia, parte de Polonia, Ucrania, Moldavia, Finlandia, casi toda Asia Central, la parte oriental de Turquía, todo el Caúcaso y Alaska.
Su forma de gobierno era una monarquía hereditaria liderada por un emperador autocrático, el zar, de la dinastía Romanov. La religión oficial del imperio era el cristianismo ortodoxo, que estaba controlado por el monarca a través del Sagrado Concilio. La sociedad rusa de ese tiempo estaba muy estratificada: se dividía en una clase aristocrática poseedora de la tierra, el clero, la clase comerciante, los cosacos y los campesinos. Había un último estrato formado por los nativos de Siberia, tratados oficialmente como “extranjeros”.
En 1914, tras el asesinato del Archiduque de Austria-Hungría Francisco Fernando y de su esposa Sofía Choteck, estalla la I Guerra Mundial, en la cual Rusia se unió al bando aliado. Las continuas derrotas del ejército ruso provocaron un descontento social en la sociedad. En 1917, tras varios fracasos en el frente, aparecieron movimientos revolucionarios marxistas. Tras una larga cadena de levantamientos y sangrientas represiones, los rebeldes tomaron el Palacio de Invierno, la residencia oficial de los zares. Los últimos Romanov de la familia reinante fueron asesinados y tras una larga guerra el antiguo imperio paso a convertirse en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
El extenso Imperio Ruso abarcaba, además de la Rusia actual, Bielorrusia, parte de Polonia, Ucrania, Moldavia, Finlandia, casi toda Asia Central, la parte oriental de Turquía, todo el Caúcaso y Alaska.
Su forma de gobierno era una monarquía hereditaria liderada por un emperador autocrático, el zar, de la dinastía Romanov. La religión oficial del imperio era el cristianismo ortodoxo, que estaba controlado por el monarca a través del Sagrado Concilio. La sociedad rusa de ese tiempo estaba muy estratificada: se dividía en una clase aristocrática poseedora de la tierra, el clero, la clase comerciante, los cosacos y los campesinos. Había un último estrato formado por los nativos de Siberia, tratados oficialmente como “extranjeros”.
En 1914, tras el asesinato del Archiduque de Austria-Hungría Francisco Fernando y de su esposa Sofía Choteck, estalla la I Guerra Mundial, en la cual Rusia se unió al bando aliado. Las continuas derrotas del ejército ruso provocaron un descontento social en la sociedad. En 1917, tras varios fracasos en el frente, aparecieron movimientos revolucionarios marxistas. Tras una larga cadena de levantamientos y sangrientas represiones, los rebeldes tomaron el Palacio de Invierno, la residencia oficial de los zares. Los últimos Romanov de la familia reinante fueron asesinados y tras una larga guerra el antiguo imperio paso a convertirse en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Imperio Fenicio.
Fenicia es el nombre de una antigua civilización que estaba asentada en la región en que actualmente es el Líbano. Los fenicios fueron expertos marineros que basaron su cultura hegemónica en el comercio marítimo, que les llevó a establecer rutas comerciales por todo el Mediterráneo e incluso por lugares tan distantes como la costa oeste de África, las Islas Británicas, Norteamérica y Brasil. La cultura fenicia floreció entre los años 1.200 y 800 a.C. y se aglutinó, especialmente, alrededor de varias ciudades principales como Biblos, Sidón y Tiro, pero posteriormente se fue expandiendo por todo el Mediterráneo.
Fenicia no era una nación, sino una liga de ciudades-estado semejantes a las de la Grecia Clásica. Durante los siglos que siguieron a su creación como “ente nacional”, los fenicios crearon la mayor flota naval y se convirtieron en los más poderosos comerciantes de la región mediterránea.
Fenicia no era una nación, sino una liga de ciudades-estado semejantes a las de la Grecia Clásica. Durante los siglos que siguieron a su creación como “ente nacional”, los fenicios crearon la mayor flota naval y se convirtieron en los más poderosos comerciantes de la región mediterránea.
Imperio Japonés.
El Imperio Japonés abarca desde la Restauración Meiji (1868) hasta el fin de la II Guerra Mundial (1945). Rusia, una gran potencia militar, debió soportar que en 1905 los japoneses la vencieran. Durante la I Guerra Mundial, los japoneses ocuparon la base alemana de Kiao-Tchen, ubicada en China, y las islas alemanas al norte del Pacífico.
Al finalizar la I Guerra Mundial, Japón debió aceptar límites en su equipamiento militar, pero los occidentales tuvieron que abstenerse de construir bases en una considerable zona del Pacífico. Japón se había convertido en una potencia naval y pronto se convertiría en una industrial.
Con la Gran Depresión, Japón se convirtió en un sistema fascista. Aunque este sistema de gobierno era muy parecido al fascismo de algunos países europeos, debido a las diferencias culturales se ha pasado a llamar nacionalismo japonés. Japón tenía dos objetivos económicos para desarrollar un imperio:
En primer lugar, nace una industria militar doméstica estrechamente controlada. En segundo lugar, debido a la falta de recursos en las Islas de Japón, para poder mantener un sector industrial fuerte y con gran crecimiento, las materias primas se habían de importar. Gran parte de estos materiales llegaban de Estados Unidos. El mercantilismo hacía imprescindibles las colonias, pues eran necesarias para competir con las potencias europeas. Corea y Taiwán fueron anexionadas muy pronto como colonias agrícolas. Además, la goma de Indochina y los vastos recursos de China eran los principales objetivos para la industria japonesa. Japón invade y conquista toda Manchuria, una región de China, en 1931. Jehol, el territorio chino que hace frontera con Manchuria, fue controlado en 1933.
Posteriormente, invade China en 1937, creando una guerra de tres ramas entre Japón, los comunistas de Mao Zedong y los nacionalistas de Chiang Kai-Shek. Japón toma el control de muchas de las costas de China y de las ciudades portuarias, pero evitaba prudentemente las colonias europeas y sus esferas de influencia. En 1936, antes de la invasión de China, Japón firma un Tratado Anticomunista con Alemania y otro con Italia en 1937.
Estados Unidos represalió a Japón por sus alianzas con Alemania e Italia y, como respuesta, los japoneses atacaron la base estadounidense de Pearl Harbor durante la II Guerra Mundial. Esta gran contienda mundial tuvo su punto culminante cuando, tras la resistencia japonesa y su negativa de rendición, estallaron en su territorio las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, que terminaron con los planes imperialistas japoneses.
Al finalizar la I Guerra Mundial, Japón debió aceptar límites en su equipamiento militar, pero los occidentales tuvieron que abstenerse de construir bases en una considerable zona del Pacífico. Japón se había convertido en una potencia naval y pronto se convertiría en una industrial.
Con la Gran Depresión, Japón se convirtió en un sistema fascista. Aunque este sistema de gobierno era muy parecido al fascismo de algunos países europeos, debido a las diferencias culturales se ha pasado a llamar nacionalismo japonés. Japón tenía dos objetivos económicos para desarrollar un imperio:
En primer lugar, nace una industria militar doméstica estrechamente controlada. En segundo lugar, debido a la falta de recursos en las Islas de Japón, para poder mantener un sector industrial fuerte y con gran crecimiento, las materias primas se habían de importar. Gran parte de estos materiales llegaban de Estados Unidos. El mercantilismo hacía imprescindibles las colonias, pues eran necesarias para competir con las potencias europeas. Corea y Taiwán fueron anexionadas muy pronto como colonias agrícolas. Además, la goma de Indochina y los vastos recursos de China eran los principales objetivos para la industria japonesa. Japón invade y conquista toda Manchuria, una región de China, en 1931. Jehol, el territorio chino que hace frontera con Manchuria, fue controlado en 1933.
Posteriormente, invade China en 1937, creando una guerra de tres ramas entre Japón, los comunistas de Mao Zedong y los nacionalistas de Chiang Kai-Shek. Japón toma el control de muchas de las costas de China y de las ciudades portuarias, pero evitaba prudentemente las colonias europeas y sus esferas de influencia. En 1936, antes de la invasión de China, Japón firma un Tratado Anticomunista con Alemania y otro con Italia en 1937.
Estados Unidos represalió a Japón por sus alianzas con Alemania e Italia y, como respuesta, los japoneses atacaron la base estadounidense de Pearl Harbor durante la II Guerra Mundial. Esta gran contienda mundial tuvo su punto culminante cuando, tras la resistencia japonesa y su negativa de rendición, estallaron en su territorio las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, que terminaron con los planes imperialistas japoneses.
Sacro Imperio Romano Germánico.
El Tratado de Verdún en el año 843 había dividido el Imperio Carolingio en tres zonas: Germania o Francia Oriental, Francia Occidental y Lotaringia, zona situada entre las anteriores.
Los invasores nórdicos aprovecharon la debilidad en que se encontraba Europa,tras la muerte de Carlomagno y atacaron desde varios flancos. Los daneses comenzaron a controlar las rutas del mar del Norte, los noruegos invadieron el norte de Escocia e Irlanda, incluyendo las costas occidentales inglesas. La Francia Oriental, ubicada al este del río Rhin, debió soportar los ataques de los húngaros y los eslavos, con lo que el poder del rey fue perdiendo prestigio y fortaleza, contrariamente a los nobles, que poco a poco fueron controlando el gobierno, eligiendo a los reyes, cargo que comenzó a transformarse en electivo luego de la desaparición de la dinastía carolingia. Esto motivó la fragmentación entre un poder central y varias autoridades locales.
Con la aparición de Otón I, cuyo prestigio fue adquirido al derrotar a los húngaros y a los eslavos, renace la idea de la autoridad imperial. Al igual que Carlomagno, realizó una alianza con el Papa y se coronó emperador en el año 962, dando nacimiento a un nuevo imperio: el Sacro Imperio Romano Germánico. En su máximo esplendor llegó a estar integrado por los actuales países de: Alemania, Austria, Suíza, Liechtenstein, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, República Checa, Eslovenia, el este de Francia, el norte de Italia y el oeste de Polonia. Fue disuelto en 1806 por Napoleón Bonaparte.
Los invasores nórdicos aprovecharon la debilidad en que se encontraba Europa,tras la muerte de Carlomagno y atacaron desde varios flancos. Los daneses comenzaron a controlar las rutas del mar del Norte, los noruegos invadieron el norte de Escocia e Irlanda, incluyendo las costas occidentales inglesas. La Francia Oriental, ubicada al este del río Rhin, debió soportar los ataques de los húngaros y los eslavos, con lo que el poder del rey fue perdiendo prestigio y fortaleza, contrariamente a los nobles, que poco a poco fueron controlando el gobierno, eligiendo a los reyes, cargo que comenzó a transformarse en electivo luego de la desaparición de la dinastía carolingia. Esto motivó la fragmentación entre un poder central y varias autoridades locales.
Con la aparición de Otón I, cuyo prestigio fue adquirido al derrotar a los húngaros y a los eslavos, renace la idea de la autoridad imperial. Al igual que Carlomagno, realizó una alianza con el Papa y se coronó emperador en el año 962, dando nacimiento a un nuevo imperio: el Sacro Imperio Romano Germánico. En su máximo esplendor llegó a estar integrado por los actuales países de: Alemania, Austria, Suíza, Liechtenstein, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, República Checa, Eslovenia, el este de Francia, el norte de Italia y el oeste de Polonia. Fue disuelto en 1806 por Napoleón Bonaparte.
Imperio Colonial Francés.
El Imperio Colonial Francés constituyó en el siglo XIX, tras el británico, el segundo gran imperio en importancia y extensión. Su mayor impulsor fue Jules Ferry, quien intentó mediante la política imperialista contrarrestar la derrota infringida por los prusianos en 1870 y estimular la autoestima nacionalista francesa. A comienzos de la centuria las posesiones ultramarinas de Francia se centraban en las Antillas y en algunas plazas de la India. A mediados del siglo, los territorios bajo su dominio se incrementaron y se extendían por todo el mundo:
En África conquistó Argelia en 1847. Posteriormente, en 1881 conquistó Túnez, en 1905 estableció un protectorado en Marruecos con la oposición de Alemania, hecho que estuvo a punto de desembocar en un conflicto bélico de carácter internacional, y en 1881 el Congo Francés fue declarado colonia del imperio. En el centro del continente poseía Senegal, Guinea, Costa de Marfil, Benín y Chad. En 1898 consiguió Madagascar y posteriormente controló todo el Magreb, sin embargo, perdió influencia en Egipto y Sudán, que cayeron bajo el dominio británico.
En Asia conquistó Birmania, Laos, Tailandia, Vietnam, Camboya y Malasia; en Oceanía dominó Nueva Caledonia y otras islas del Pacífico; en América posyó Tahití, las Islas Marquesas y el archipiélago de Miquelón en Canadá; en América del Sur controló la Guayana.
En África conquistó Argelia en 1847. Posteriormente, en 1881 conquistó Túnez, en 1905 estableció un protectorado en Marruecos con la oposición de Alemania, hecho que estuvo a punto de desembocar en un conflicto bélico de carácter internacional, y en 1881 el Congo Francés fue declarado colonia del imperio. En el centro del continente poseía Senegal, Guinea, Costa de Marfil, Benín y Chad. En 1898 consiguió Madagascar y posteriormente controló todo el Magreb, sin embargo, perdió influencia en Egipto y Sudán, que cayeron bajo el dominio británico.
En Asia conquistó Birmania, Laos, Tailandia, Vietnam, Camboya y Malasia; en Oceanía dominó Nueva Caledonia y otras islas del Pacífico; en América posyó Tahití, las Islas Marquesas y el archipiélago de Miquelón en Canadá; en América del Sur controló la Guayana.
Imperio Cartaginés.
Cartago fue una importante ciudad de la Antigüedad, fundada por los fenicios procedentes de Tiro en un enclave costero del norte de África, cerca de la actual capital de Túnez. La leyenda clásica cuenta que fue la princesa Dido quien la fundó en el año 814 a. C.
Tras la decadencia de Tiro, Cartago desarrolló un gran Estado, de carácter republicano pero con ciertas características monárquicas o de tiranía, que evolucionó a un sistema plenamente republicano. Los territorios controlados por Cartago la convirtieron en la capital de una próspera república, viéndose enriquecida por los recursos provenientes de todo el Mediterráneo occidental. Cartago fue durante mucho tiempo una ciudad más próspera y rica que Roma, gracias a las actividades comerciales que mantenía por todo el Mediterráneo.
La República Cartaginesa se enfrentó a la República Romana por la hegemonía en el Mediterráneo occidental, siendo derrotada totalmente en el año 146 a. C., lo que dio lugar a la desaparición del Imperio Cartaginés y a la destrucción de la ciudad de Cartago.
Tras la decadencia de Tiro, Cartago desarrolló un gran Estado, de carácter republicano pero con ciertas características monárquicas o de tiranía, que evolucionó a un sistema plenamente republicano. Los territorios controlados por Cartago la convirtieron en la capital de una próspera república, viéndose enriquecida por los recursos provenientes de todo el Mediterráneo occidental. Cartago fue durante mucho tiempo una ciudad más próspera y rica que Roma, gracias a las actividades comerciales que mantenía por todo el Mediterráneo.
La República Cartaginesa se enfrentó a la República Romana por la hegemonía en el Mediterráneo occidental, siendo derrotada totalmente en el año 146 a. C., lo que dio lugar a la desaparición del Imperio Cartaginés y a la destrucción de la ciudad de Cartago.
Imperio Austrohúngaro.
En 1867, tras el reconocimiento de la autonomía del Reino de Hungría, nació el Imperio Austrohúngaro con la firma del llamado “Compromiso austrohúngaro”. La casa reinante provenía de una de las aristocracias más añejas de Europa: los Habsburgo. Una década después se anexionaron al imperio los territorios turcos de Bosnia-Herzegovina y Novipazar.
El Imperio Austrohúngaro estaba conformado por once estados además de Austria y Hungría: Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Bosnia, Serbia, Montenegro, Rumanía, República Checa, Polonia, Ucrania y los territorios italianos de Trieste-Triestino.
El imperio entró al panorama mundial cuando el archiduque Francisco Fernando, heredero de la reinante casa de Habsburgo, y su esposa Sofía Chotek, fueron asesinados en Sarajevo en un atentado llevado a cabo por un terrorista serbiobosnio. El asunto se convirtió en el detonador de la I Guerra Mundial (1914-1918) con la invasión del ejército austrohúngaro, con el apoyo ruso, de la independentista Serbia.
Tras el final de la I Guerra Mundial, el derrotado imperio comienza a decaer hasta la capitulación. En 1919 tras la firma del Tratado de Saint-Germain y el Tratado de Trianon, el imperio desaparece y en su lugar se conforman los países de Austria, Hungría y el Reino Serbio-Croata-Esloveno.
El Imperio Austrohúngaro estaba conformado por once estados además de Austria y Hungría: Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Bosnia, Serbia, Montenegro, Rumanía, República Checa, Polonia, Ucrania y los territorios italianos de Trieste-Triestino.
El imperio entró al panorama mundial cuando el archiduque Francisco Fernando, heredero de la reinante casa de Habsburgo, y su esposa Sofía Chotek, fueron asesinados en Sarajevo en un atentado llevado a cabo por un terrorista serbiobosnio. El asunto se convirtió en el detonador de la I Guerra Mundial (1914-1918) con la invasión del ejército austrohúngaro, con el apoyo ruso, de la independentista Serbia.
Tras el final de la I Guerra Mundial, el derrotado imperio comienza a decaer hasta la capitulación. En 1919 tras la firma del Tratado de Saint-Germain y el Tratado de Trianon, el imperio desaparece y en su lugar se conforman los países de Austria, Hungría y el Reino Serbio-Croata-Esloveno.
Imperio Huno.
El Imperio Huno fue fundado por los hunos, un pueblo asiático que realizó profundas incursiones en Europa y en Asia hasta la India. Su origen se encuentra en Mongolia, que por aquel entonces era una confederación de pueblos nómadas que basaban su vida en el cuidado del ganado.
A principios del siglo V, los hunos, dirigidos por Rua, formaron un imperio que se extendió desde el Caucáso hasta el río Elba, gracias a la rápidez con que sus caballos les permitían desplazarse. Bleda y Atila, hijos de Rua, fueron sus sucesores. Bleda murió asesinado y Atila, "El acote de Dios", ensanchó sus dominios por la zona de los Balcanes a mediados de la centuria.
Bizancio compró la paz aumentando el tributo que ya pagaba a los hunos. En 451, Atila cruzó el río Rin y asedió Orleans. Los galoromanos, burgundios, alanos,sajones y armoriacos, conducidos por el general romano Aecio, le obligaron a levantar el asedio y le vencieron en la batalla de los Campos Mauriacos, cerca de Troyes.
Al año siguiente, Atila traspasó las fronteras del norte de Italia y llegó hasta Roma, que consiguió salvarse gracias a la intervención del Papa León I y la promesa de un tributo. Poco después Atila murió y el imperio,privado de su autoridad, se deshizo.Los hunos dejaron de ser un peligro para Europa y se replegaron hacia las estepas del sur de Rusia a finales del siglo V.
A principios del siglo V, los hunos, dirigidos por Rua, formaron un imperio que se extendió desde el Caucáso hasta el río Elba, gracias a la rápidez con que sus caballos les permitían desplazarse. Bleda y Atila, hijos de Rua, fueron sus sucesores. Bleda murió asesinado y Atila, "El acote de Dios", ensanchó sus dominios por la zona de los Balcanes a mediados de la centuria.
Bizancio compró la paz aumentando el tributo que ya pagaba a los hunos. En 451, Atila cruzó el río Rin y asedió Orleans. Los galoromanos, burgundios, alanos,sajones y armoriacos, conducidos por el general romano Aecio, le obligaron a levantar el asedio y le vencieron en la batalla de los Campos Mauriacos, cerca de Troyes.
Al año siguiente, Atila traspasó las fronteras del norte de Italia y llegó hasta Roma, que consiguió salvarse gracias a la intervención del Papa León I y la promesa de un tributo. Poco después Atila murió y el imperio,privado de su autoridad, se deshizo.Los hunos dejaron de ser un peligro para Europa y se replegaron hacia las estepas del sur de Rusia a finales del siglo V.
II Reich Alemán.
Entre 1871 y 1918 tuvo lugar en Alemania uno de los períodos históricos más importantes: la construcción del II Reich Alemán a partir de la unificación de Alemania alrededor del estado de Prusia y con la entronización de Guillermo I de Prusia como emperador en 1871. Este período termina con la proclamación de la República Alemana y la abdicación del emperador Guillermo II en noviembre de 1918.
El verdadero artífice del Imperio Alemán fue el canciller prusiano Otto Von Bismarck, un político autoritario con quien Alemania dejó de ser un estado liberal y democrático, volviéndose en una auténtica potencia tras una serie de guerras contra Dinamarca, Austria y Francia para recuperar estados que consideraba perdidos. Bismarck unificó Alemania alrededor de la hegemonía prusiana y congregando alrededor de esta a Baviera, Wurtenberg y el gran ducado de Baden.
Durante sus 47 años de existencia, el Imperio Alemán surgió como una de las economías industriales más poderosas de la Tierra y una gran potencia, hasta que se derrumbó después de su derrota militar en la Primera Guerra Mundial y la Revolución de Noviembre.
El verdadero artífice del Imperio Alemán fue el canciller prusiano Otto Von Bismarck, un político autoritario con quien Alemania dejó de ser un estado liberal y democrático, volviéndose en una auténtica potencia tras una serie de guerras contra Dinamarca, Austria y Francia para recuperar estados que consideraba perdidos. Bismarck unificó Alemania alrededor de la hegemonía prusiana y congregando alrededor de esta a Baviera, Wurtenberg y el gran ducado de Baden.
Durante sus 47 años de existencia, el Imperio Alemán surgió como una de las economías industriales más poderosas de la Tierra y una gran potencia, hasta que se derrumbó después de su derrota militar en la Primera Guerra Mundial y la Revolución de Noviembre.
Imperio Carolingio.
Tres siglos después de la desintegración del Imperio Romano de Occidente, Carlomagno reunificó parte de ese territorio bajo el poder franco. Fue coronado emperador en Roma por el Papa en el año 800.
El principal objetivo de Carlomagno fue restaurar el Imperio Romano de Occidente. Con ese objetivo inició la conquista de los territorios vecinos, extendiendo sus dominios desde el océano Atlántico hasta el río Elba y desde el mar Báltico hasta los Pirineos, evangelizando los pueblos conquistados con el fin de concretar el ideal de una Europa unida bajo un solo poder y una sola fe: la cristiana.
Bajo su espada se replegaron los sajones, situados en el norte de Alemania, los ávaros, que fueron exterminados y los lombardos, pueblo germánico que habitaba el norte de Italia en un lugar que el Papa Adriano I ansiaba recuperar. Estos territorios lombardos fueron concedidos al papado, lo que originó los Estados Pontificios, que se unificarían con el resto de Italia en el año 1870.
El Imperio Carolingio ocupó cerca de los Pirineos un territorio fronterizo al que denominó Marca Hispánica, pero no lo logró traspasar para ocupar la España musulmana, a causa de una gran derrota sufrida en Roncesvalles.
A Carlomagno lo sucedió su hijo Luis en el año 814. Fue un monarca débil que debió soportar conflictos internos con la nobleza y por su propia sucesión, por la que rivalizaban sus hijos. En el orden externo, el imperio sufrió nuevas invasiones entre los siglos IX y X de pueblos vikingos, sarracenos, húngaros y eslavos, lo que tornó en sumamente inseguro el mundo medieval, comenzando a sentarse las bases de la nueva organización feudal con poderes locales fuertes a cargo de señores feudales y un territorio dividido en pequeños reinos o señoríos.
Muerto Luis en el año 840 y luego de varios años de conflictos internos, se firmó el Tratado de Verdún en el año 843 que dividió el imperio en tres partes, formándose de forma incipiente las bases de lo que serían en el futuro, Alemania, Francia e Italia.
El reino de los francos fue el más estable y duradero de los fundados por los pueblos germánicos en Europa.
El principal objetivo de Carlomagno fue restaurar el Imperio Romano de Occidente. Con ese objetivo inició la conquista de los territorios vecinos, extendiendo sus dominios desde el océano Atlántico hasta el río Elba y desde el mar Báltico hasta los Pirineos, evangelizando los pueblos conquistados con el fin de concretar el ideal de una Europa unida bajo un solo poder y una sola fe: la cristiana.
Bajo su espada se replegaron los sajones, situados en el norte de Alemania, los ávaros, que fueron exterminados y los lombardos, pueblo germánico que habitaba el norte de Italia en un lugar que el Papa Adriano I ansiaba recuperar. Estos territorios lombardos fueron concedidos al papado, lo que originó los Estados Pontificios, que se unificarían con el resto de Italia en el año 1870.
El Imperio Carolingio ocupó cerca de los Pirineos un territorio fronterizo al que denominó Marca Hispánica, pero no lo logró traspasar para ocupar la España musulmana, a causa de una gran derrota sufrida en Roncesvalles.
A Carlomagno lo sucedió su hijo Luis en el año 814. Fue un monarca débil que debió soportar conflictos internos con la nobleza y por su propia sucesión, por la que rivalizaban sus hijos. En el orden externo, el imperio sufrió nuevas invasiones entre los siglos IX y X de pueblos vikingos, sarracenos, húngaros y eslavos, lo que tornó en sumamente inseguro el mundo medieval, comenzando a sentarse las bases de la nueva organización feudal con poderes locales fuertes a cargo de señores feudales y un territorio dividido en pequeños reinos o señoríos.
Muerto Luis en el año 840 y luego de varios años de conflictos internos, se firmó el Tratado de Verdún en el año 843 que dividió el imperio en tres partes, formándose de forma incipiente las bases de lo que serían en el futuro, Alemania, Francia e Italia.
El reino de los francos fue el más estable y duradero de los fundados por los pueblos germánicos en Europa.
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