La muerte de Asunta B. P., la niña de 12 años cuyo cadáver fue hallado con señales de violencia el pasado domingo, solo tres horas después de que fuera denunciada su desaparición, está aún envuelta en el misterio. Los investigadores se afanan en intentar reconstruir las últimas horas de vida de la menor, residente en el centro de Santiago pero cuyo cuerpo fue encontrado en una pista forestal de un municipio colindante con la capital de Galicia. Agentes de la Guardia Civil pidieron las grabaciones de las videocámaras de seguridad de los comercios que rodean la casa de la madre de la fallecida, de donde la menor salió entre las siete y las ocho de la tarde sin destino conocido, aunque estas grabaciones tardarán en ser visionadas por los agentes. A falta de otras pistas, las pesquisas de los investigadores se centran en el entorno más cercano a la menor, además de su actividad en las redes sociales. Ni siquiera está clara la causa de la muerte de la niña, ya que su cuerpo no presentaba ninguna lesión evidente que haya determinado el fallecimiento, por lo que los forenses y la policía judicial continúan realizando análisis. La Guardia Civil está, por ejemplo, pendiente de los resultados de las pruebas toxicológicas para comprobar si la menor ingirió alguna droga, y una de las hipótesis que se manejan es la muerte por asfixia. A la espera de esos datos, el juez encargado del caso, José Antonio Vázquez Taín, titular del juzgado de instrucción número 2 de Santiago, acordó ayer la entrega a la familia del cadáver y los objetos personales de la niña. El delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez, insiste en que todas las hipótesis están abiertas. “No se descarta absolutamente nada”, afirmó ayer Juárez, quien resalta como único dato claro el hecho de que la muerte de la niña no se produjo en el lugar donde estaba el cadáver. El cuerpo fue encontrado en una pista forestal del Ayuntamiento de Teo, limítrofe a Santiago, a unos seis kilómetros del centro de la capital de Galicia, donde se le perdió la pista a la pequeña. El punto del camino donde fue depositado se encuentra a solo 200 metros de una carretera general y es un vial transitado: el cadáver de la menor fue descubierto por una pareja de jóvenes hacia la 1.30 del pasado domingo, pero un hombre que transitó por ese lugar pasada la medianoche asegura que no estaba entonces allí. En el IES Rosalía de Castro, el instituto donde estudiaba la menor, y que se encuentra muy cerca del domicilio familiar de la calle Doutor Teixeiro que abandonó el sábado por la tarde antes de morir, la noticia del fallecimiento de la pequeña en tan crudas circunstancias sumió a sus compañeros en el “dolor” y la “desesperación”, según Ubaldo Rueda, director del centro educativo. Los alumnos se concentraron en el patio durante cinco minutos en silencio, como señal de duelo, y el director recorrió las aulas para intentar tranquilizar a los conmocionados estudiantes. Asunta B. P., una niña de origen chino, hija del periodista Alfonso B. y de la abogada Rosario P., era una alumna aventajada, de altas capacidades, que estudiaba un curso de Secundaria por delante del que le correspondía por su edad. Compañeros de la menor han asegurado que el sábado por la tarde, antes de desaparecer, zanjó una conversación con ellos por un servicio de mensajería instantánea para móviles anunciando que se iba a hacer los deberes escolares. Solo unas horas más tarde fue hallada sin vida en una pista forestal que dista seis kilómetros de su casa. http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/09/23/galicia/1379923389_102631.html
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