1. Los hermanos gemelos: Jim y Jim
Separados al nacer. Fueron adoptados por familias distintas y vivieron alejados durante 39 años.
Los dos crecieron sin conocerse, pero aún así los dos terminaron siendo agentes del orden público, destacaron por sus habilidades en mecánica y carpintería. Los dos se casaron con mujeres llamadas Linda. Ambos tuvieron hijos, uno llamado James Alan y el otro James Allan. Los hermanos gemelos se divorciaron de sus esposas y se casaron de nuevo con dos mujeres llamadas Betty. Además los dos tenían perro, llamado en ambos casos Toy
Los dos crecieron sin conocerse, pero aún así los dos terminaron siendo agentes del orden público, destacaron por sus habilidades en mecánica y carpintería. Los dos se casaron con mujeres llamadas Linda. Ambos tuvieron hijos, uno llamado James Alan y el otro James Allan. Los hermanos gemelos se divorciaron de sus esposas y se casaron de nuevo con dos mujeres llamadas Betty. Además los dos tenían perro, llamado en ambos casos Toy
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2. La Paloma
El joven Brady, acostumbraba a cuidar de las palomas que vivían cerca de su casa. Cierta vez, encontró a una paloma herida; la curó, alimentó y colocó en la pata derecha una etiqueta con el número 167.
Al invierno siguiente, Brady debió ser operado de emergencia. Mientras se recuperaba, en un hospital lejos de su casa, escuchó algo golpeando la ventana. Pidió a la enfermera que abriese, una paloma entró volando al cuarto, y se posó en el pecho del joven.
En la pata derecha había una etiqueta con el número 167.
Al invierno siguiente, Brady debió ser operado de emergencia. Mientras se recuperaba, en un hospital lejos de su casa, escuchó algo golpeando la ventana. Pidió a la enfermera que abriese, una paloma entró volando al cuarto, y se posó en el pecho del joven.
En la pata derecha había una etiqueta con el número 167.
3. Coincidencias entre Mortadelo, Filemón y
las Torres Gemelas
Aunque de una manera muy ambigua, no deja de ser curioso como en el cómic "el 35 aniversario de Mortadelo y Filemón", en la última viñeta de este cómic de Francisco Ibáñez aparece una imagen de la Estatua de la Libertad, y al fondo un avión colisionando con una de las torres gemelas.
Nadie, absolutamente nadie, profetizó de forma tan precisa y detallada el atentado al World Trade Center como Francisco Ibáñez (creador de Mortadelo y Filemón) si bien, y como era de esperar, el hecho entristeció al propio Ibáñez al haberse relacionado una de sus historietas con una tragedia humana.
La profecía o coincidencia aparece en la última página de la historieta “35 aniversario” publicada en 1993.
Nadie, absolutamente nadie, profetizó de forma tan precisa y detallada el atentado al World Trade Center como Francisco Ibáñez (creador de Mortadelo y Filemón) si bien, y como era de esperar, el hecho entristeció al propio Ibáñez al haberse relacionado una de sus historietas con una tragedia humana.
La profecía o coincidencia aparece en la última página de la historieta “35 aniversario” publicada en 1993.
4. Terrorismo
Esta coincidencia, realmente sorprendente, sucedió en Zaragoza en el mes de octubre de 1991, y fue recogida por toda la prensa española.
Probablemente miembros de ETA, iban a colocar un coche bomba cuando se les paro el vehículo en plena calle. Entonces pidieron ayuda a un a un repartidor de bebidas que pasaba por allí para que les ayudase a empujar el coche, quien comprobó sorprendido que la matrícula del coche -falsa- del coche que iba a empujar era exactamente la misma que la de su Renault 11, por lo que avisó a la policía. Gracias a Dios esta coincidencia abortó lo que pudo ser una masacre
5. El Monje Misterioso
En Austria, siglo XIX, un pintor de cierta fama llamado Joseph Aigner intentó suicidarse en varias ocasiones. Durante su primer intento, a la edad de 18 años, intentó colgarse, pero fue interrumpido por un misterioso monje capuchino. Cuando tenía 22 años, el mismo monje evitó de nuevo que se ahorcase. Ocho años más tarde, fue sentenciado a la horca por sus actividades políticas. Pero una vez más, salvó la vida por la intervención del mismo monje. Finalmente, a la edad de 68 años, Joseph Aigner logró suicidarse usando una pistola. Su funeral fue oficiado por el mismo monje capuchino, un hombre cuyo nombre Aigner no llegó nunca a saber.
6. Volvió a casa
Mientras actuaba en una gira por Texas, en 1899, el actor canadiense Charles Prancis Coghlan enfermó en Galveston y murió. Estaba demasiado lejos (5.600 km, por mar) para enviar sus restos a su pueblo de la isla Prince Edward, en el golfo de San Lorenzo. Fue enterrado en un ataúd de plomo, en una tumba excavada en granito. El gran huracán de septiembre de 1900 azotó la isla de Galveston, inundando el cementerio. La tumba sufrió graves daños y el ataúd de Coghlan flotó hasta el golfo de México. Lentamente, derivó por la costa de Florida hacia el Atlántico, donde la corriente del Golfo lo arrastró hacia el Norte. Pasaron ocho años. En Octubre de 1908, unos pescadores de la isla Prince Edward vieron un cajón flotar cerca de la costa. Coghlan había vuelto a casa. Con respeto y temor, sus paisanos isleños lo enterraron, en la iglesia, donde había sido bautizado.
7. Devolución de favores
Noche de junio de 1930. Allan Falby, policía motorizado de El Paso (Texas), persigue a un camión por exceso de velocidad. En una curva, su motocicleta choca contra el camión y Falby sufre la rotura de una arteria de su pierna derecha. Si Alfred Smith, el conductor del camión, no se hubiera parado para ayudarle, haciéndole un torniquete, Falby hubiera muerto.
Una noche, cinco años más tarde, Falby se encuentra patrullando de nuevo cuando recibe un mensaje por radio: un automóvil había chocado contra un árbol en la Nacional 80. Llega antes que la ambulancia. El conductor está inconsciente. De una arteria abierta de su pierna derecha mana sangre abundantemente. Falby hace un torniquete y logra cortar la hemorragia. A continuación contempla el rostro de la víctima: es Alfred Smith.
Una noche, cinco años más tarde, Falby se encuentra patrullando de nuevo cuando recibe un mensaje por radio: un automóvil había chocado contra un árbol en la Nacional 80. Llega antes que la ambulancia. El conductor está inconsciente. De una arteria abierta de su pierna derecha mana sangre abundantemente. Falby hace un torniquete y logra cortar la hemorragia. A continuación contempla el rostro de la víctima: es Alfred Smith.
8. El Auto de James Dean
Como se sabe, el actor norteamericano murió en 1955, en la cumbre de su carrera y tras un trágico accidente con el auto que conducía. Lo que no se sabe es que al llevar los restos a un garaje, el motor cayó y quebró las piernas de un mecánico… el médico que compró esta parte y se la puso a un auto de carreras, chocó y murió poco después… cuando el automóvil del actor fue reconstruido, el garaje se incendió…. el auto fue exhibido en Sacramento, donde se cayó el pedestal sobre el que estaba y le rompió la cadera a un muchacho. Cuando transportaron el vehículo a otra ciudad, el camión que lo llevaba se estrelló contra un comercio. Finalmente, la maldición pareció finalizar en 1959, cuando el auto termina partiéndose inexplicablemente en 11 pedazos, mientras era expuesto sobre una solida base de acero.
9. ¿Maldición o coincidencia
del rayo?
Parece que toda una familia estaba maldita o solo fue una mera coincidencia, puesto que tres de sus hombres, de diferentes generaciones, han muerto de la misma manera y en el mismo lugar.
La historia comenzó así: En 1899, un rayo mató a un hombre que estaba parado en su jardín trasero en Taranto, Italia.
La vida siguió, pero 30 años después su hijo fue muerto de la misma manera en el mismo lugar. Un rayo acabó con su vida.
Pero, no todo terminó ahí, el 8 de octubre de 1948, Rolla Primarda, el nieto de la primera víctima e hijo de la segunda, pasó a ser el tercero en la lista. Murió de la misma manera.
La historia comenzó así: En 1899, un rayo mató a un hombre que estaba parado en su jardín trasero en Taranto, Italia.
La vida siguió, pero 30 años después su hijo fue muerto de la misma manera en el mismo lugar. Un rayo acabó con su vida.
Pero, no todo terminó ahí, el 8 de octubre de 1948, Rolla Primarda, el nieto de la primera víctima e hijo de la segunda, pasó a ser el tercero en la lista. Murió de la misma manera.
10. Tuvo cuatro accidentes de tren y se
salvo,
pero murió con el tren eléctrico de su hijo
Un ciudadano mexicano que salió indemne de cuatro accidentes de tren en sólo dos meses, tuvo una descarga eléctrica letal mientras jugaba con el tren eléctrico de su hijo.
11. Un milagroso desenlace
Una célebre y múltiple coincidencia, publicada por la revista Life en 1950, es la del coro del pueblo de Beatrice, en el estado norteamericano de Nebraska. El ensayo estaba convocado para el 1 de marzo a las 7:20 de la tarde, pero ese día sus quince componentes llegaron tarde por las más diversas razones. La familia del pastor se retrasó porque tuvo que terminar la colada, a otro se le averió el coche, un chico tuvo que terminar los deberes del colegio, a una madre le costó despertar a su hija de la siesta, otro quedó absorto con un programa de radio. El retraso de todos ellos resultó un increíble golpe de suerte, porque un fallo de la caldera hizo que la iglesia estallara a las 7:25 de aquella tarde. Un matemático calculó que la probabilidad de que esta cadena de acontecimientos se debiese al azar era sólo una contra un millón.
12. El Titán, el Titanic y
el…..Titanian
Ya todos conocen la historia del Titán (barco de ficción, escrito por el norteamericano Morgan Robertson) y el Titánic (el hundimiento del Titánic, barco real) y sus coincidencias.
Si se agrega la extraordinaria historia del Titanian, las coincidencias Titán-Titánic comienzan a desafiar la credulidad humana. El tripulante William Reeves, que estaba de guardia una noche de abril de 1935, durante un viaje del Titanian entre el Tyne y Canadá, tuvo un presentimiento. Cuando el Titanian llegó al lugar donde se habían hundido los otros dos barcos, la sensación era insoportable. Pero ¿podía Reeves detener el barco sólo por un presentimiento? Otro factor -una coincidencia más lo decidió: había nacido el día del desastre del Titánic. ¡Peligro avante!, gritó al puente. Las palabras apenas habían salido de su boca cuando un iceberg apareció en la oscuridad. El barco lo evitó por muy poco.
Si se agrega la extraordinaria historia del Titanian, las coincidencias Titán-Titánic comienzan a desafiar la credulidad humana. El tripulante William Reeves, que estaba de guardia una noche de abril de 1935, durante un viaje del Titanian entre el Tyne y Canadá, tuvo un presentimiento. Cuando el Titanian llegó al lugar donde se habían hundido los otros dos barcos, la sensación era insoportable. Pero ¿podía Reeves detener el barco sólo por un presentimiento? Otro factor -una coincidencia más lo decidió: había nacido el día del desastre del Titánic. ¡Peligro avante!, gritó al puente. Las palabras apenas habían salido de su boca cuando un iceberg apareció en la oscuridad. El barco lo evitó por muy poco.
13. El actor Edwin Booth, un
estudiante y un asesinato:el de
Abraham Lincoln
Cuando un estudiante de Harvard se dirigía a su casa para visitar a sus padres cayó entre dos carros de ferrocarril en 1a estación de Jersey City, New Jersey, y fue rescatado por un actor que iba camino a Filadelfia para visitar a su hermana. El estudiante era Robert Lincoln, que se encaminaba al 1600 de Pennsylvania Avenue. El actor era Edwin Booth, el hermano del hombre que dos años más tarde asesinaría al padre del estudiante, Abraham Lincoln.
14. Saltar la banca
Charles Wells, el hombre que, contra toda probabilidad hizo saltar la banca de Monte Carlo en 1891, realizó dos apuestas idénticas sobre el rojo y el negro y ganó cada vez 100.000 francos. La tercera vez hizo su apuesta sobre el cinco, 35 contra 1, y ganó. Repitió cinco veces la operación y el cinco salió cinco veces, algo tan altamente improbable que puede considerarse imposible en la práctica.
15. Gulliver y el espacio
Los Viajes de Gulliver es una novela de ideas revolucionadas, escrita en 1726 por Jonathan Swift. Contiene datos científicos inauditos, sincronías inexplicables y, sobre todo, coincidencias imposibles de achacar al azar. Encontraremos párrafos que nos harán pensar. Uno de los más enigmáticos dice lo siguiente: “Se ven en el cielo dos estrellas menores o satélites que giran alrededor de Marte, tienen nombre de miedo y su interior dista del planeta central tres veces su diámetro, en el caso de la primera, y el quíntuple en caso de la segunda. ¿Fantasía? ¿Imaginación desbordada? Eso se pensó en su época, aunque hay que reconocer que un escalofrío recorrió el espinazo de los lectores cuando comprobaron, 156 años después, cómo el astrónomo Asap Hall descubría las dos lunas de Marte. Jamás vistas hasta entonces, fueron bautizadas como Fobos (espanto) y Deimos (terror), el nombre de los caballos del dios de la guerra. Para añadir más misterio e incomprensión, las distancias y proporciones descritas en los viajes de Gulliver eran ¡exactas!
16. Winston Churchill y sus coincidencias
Considerado como uno de los diez personajes más influyentes del siglo XX, el famoso primer ministro británico era propenso a las coincidencias y gracias a ellas salvó la vida en numerosas ocasiones. Durante la guerra de Sudáfrica huyó de los bóers, que le tenían prisionero en Mozambique, y fue a parar a una comunidad minera. Llamó al azar a una puerta y resultó que era la única casa en cuarenta kilómetros donde no lo entregarían, pues el propietario era británico. En la I Guerra Mundial, su trinchera fue destruida por un proyectil justo después de haberla abandonado. Su esposa Clementine cuenta que, en los años de la II Guerra Mundial, Churchill siempre entraba en su coche por la puerta derecha. Pero un día, durante un bombardeo, se detuvo, dio la vuelta y entró por el otro lado. En el trayecto hacia Downing Street, una bomba hizo levantar el coche del lado derecho. "¿Qué te hizo cambiar de opinión?", le preguntó la mujer. "Algo me ha dicho ¡detente!", confesó él. En 1943, el propio Churchill declaraba ante un grupo de mineros: "A veces tengo la impresión de que una mano orientadora ha interferido en mi vida".
17. Robert Fallon y su hijo…de
En 1858, Robert Fallon fue asesinado a tiros como acto de venganza por parte de aquellos con los que estaba jugando al poker. Según ellos, Fallon les había ganado 600 dólares haciendo trampas. Con el asiento de Fallon vacío, y sin que ningún otro jugador se atreviese a coger los ahora “gafes” 600 dólares, encontraron a un nuevo jugador que se hiciera cargo del dinero del hombre y siguiera la partida. Para cuando llegó la policía a investigar el asesinato, el nuevo jugador había convertido los 600 dólares de Fallon en 2.200 dólares. La policía le reclamó los 600 dólares originales para hacérselos llegar al heredero legal de Fallon, y en ese momento descubrieron que el nuevo jugador resultó ser ¡el propio hijo de Fallon!, que no había visto a su padre durante los últimos siete años.
18. La pintura del Louvre
A. J. Talbot escribió en 1938 una comedia en la que relataba como un hombre apellidado Boguskovksy robaba sagazmente una pintura del emblemático museo.
Un año después en 1939, una pintura fue robada y llamativas similitudes con la obra de Talbot se hicieron presentes. Sin embargo, lo más llamativo es que una vez apresado el ladrón descubrirían que su apellido era, efectivamente, Boguskovksy.
Un año después en 1939, una pintura fue robada y llamativas similitudes con la obra de Talbot se hicieron presentes. Sin embargo, lo más llamativo es que una vez apresado el ladrón descubrirían que su apellido era, efectivamente, Boguskovksy.
19. Extraños en un tren, con apellidos
complementarios
En 1920, tres ingleses viajaban por separado en tren por el Perú. Al momento de identificarse, fueron los únicos tres hombres en el vagón del ferrocarril. Sus presentaciones fueron más sorprendentes de lo que podría haber imaginado. El apellido de un hombre era Bingham, y el apellido del segundo hombre era Powell. El tercer hombre anunció que su apellido era Bingham-Powell. Ninguno estaba relacionado de alguna manera.
20. El budín de ciruela
En 1805, El escritor francés Émile Deschamps, fue invitado a comer un budín de ciruela por el desconocido Monsieur de Fortgibu. Diez años después, encontró budín de ciruela en el menú de un restaurante en París, y quiso ordenar un poco, pero el camarero le fijo que el último plato había sido servido a otro cliente, quien resultó ser Fortgibu. Muchos años después en 1832 Émile estaba en la cena, y una vez más ordenó budín de ciruela. Recordó el incidente anterior y comentó a sus amigos que solo faltaría Fortgibu para completar el momento, justo en ese momento el ahora senil Fortgibu entró al lugar.
21. Homónimos desconocidos
Durante la II Guerra Mundial, el chófer de autobús británico D. J. Page vio como su correspondencia era entregada por error a otro hombre llamado también Page y cuyo documento de identidad tenía el número 1509322, mientras que el suyo era el 1509321. Tiempo después de terminar la guerra, Page fue a reclamar a Hacienda los excesivos impuestos deducidos de su salario. Y comprobó que habían confundido su nómina con la de su viejo “amigo desconocido” Page, cuyo número de carné de conducir era curiosamente 29222, mientras el suyo era 29223.
22. Tragedia y suerte, con el número 932
Cuando un tren de cercanías de Nueva York se precipitó en la bahía de Newark y murieron muchos pasajeros, se iniciaron los trabajos de rescate de los vagones sumergidos. Una foto que apareció en la primera página de un periódico mostraba el último vagón en el momento de ser extraído, con el número 932 claramente visible a un lado. Ese día, el número 932 salió en el sorteo de la lotería de Manhattan, proporcionando cientos de miles de dólares de ganancia a las muchas personas que, presintiendo un significado oculto en el número, habían apostado por él.
23. La Llegada a la Luna
La nave Apolo se posó en la superficie de la Luna. Tras varios pequeños brincos pudo estabilizarse. Se abrió su rampa y por ella descendió el comandante Armstrong para pisar por primera vez el suelo de ese mundo desconocido. Estas palabras no pasarían de ser una escueta y muy sucinta crónica de la llegada del Hombre a nuestro satélite de no ser por un "insignificante" detalle: fueron escritas en 1954.
La cosa no es baladí. Nadie sabe qué se le pasó por la cabeza al sombrío escritor Lester del Rey para que presentara en su editorial un manuscrito donde, por gracia de la casualidad imposible, se narraban hechos que estaban aún por llegar. Hay quién dice que el comandante astronauta Neil Armstrong, al leer aquella "novelucha" de insignificante tirada, se encogió de hombros. Él había sido, efectivamente, el primer hombre en dar el célebre "gran paso para la Humanidad" sobre la llanura de la Luna, tras bajar por la escalerilla del Apolo. Lo hizo en julio de 1969. Lo que nadie comprendía es por qué alguien lo había escrito quince años antes.
La cosa no es baladí. Nadie sabe qué se le pasó por la cabeza al sombrío escritor Lester del Rey para que presentara en su editorial un manuscrito donde, por gracia de la casualidad imposible, se narraban hechos que estaban aún por llegar. Hay quién dice que el comandante astronauta Neil Armstrong, al leer aquella "novelucha" de insignificante tirada, se encogió de hombros. Él había sido, efectivamente, el primer hombre en dar el célebre "gran paso para la Humanidad" sobre la llanura de la Luna, tras bajar por la escalerilla del Apolo. Lo hizo en julio de 1969. Lo que nadie comprendía es por qué alguien lo había escrito quince años antes.
24. Una novela que describe a un espía que
en verdad existía
Cuando Norman Mailer comenzó su novela Barbary Shore, no tenía planes de un espía ruso como personaje. Mientras trabajaba en ella, fue que introdujo a un espía ruso en Estados Unidos como un personaje menos. A medida que el trabajo progresaba, el espía se volvió un personaje dominante en la novela. Después de completar la novela, El servicio de inmigración de los Estados Unidos arrestó a un hombre que vivía justo en el piso superior al de Mailer en el edificio de apartamentos. Era el Coronel Rudolf Abel, quién era presuntamente un espía de alto rango ruso trabajando en los Estados Unidos en esas fechas.
25. Una intervención quirúrgica “anunciada”
El escritor famoso autor de 2001, una odisea del espacio, que predijo en sus novelas de ficción el uso del correo electrónico o de la telefonía móvil, contaba a los lectores del diario Locus, en 1991, una extraña coincidencia de la que fue protagonista. Acababa de recuperarse de una operación quirúrgica de próstata, a la que fue sometido en el University College Hospital de Londres, y durante la cual había sido conectado a tres tubos insertados en uretra, nariz y vena. Regresó a su casa de Sri Lanka y, de pronto, encontró una carta que le había escrito años antes su amigo J. B. S. Haldane en la que éste le decía: “Acabo de regresar de Londres, donde he sido operado en el University College Hospital, y me he despertado con tres tubos insertados en otros tantos lugares: uretra, nariz y vena”.
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